¿Te puedes comer un huevo caducado?
Te contamos algunos mitos y verdades sobre las fechas de vencimiento de los alimentos
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¿Qué hay de verdad y mentira sobre las fechas de vencimiento de los alimentos? En nuestro país se desperdicia mucha comida innecesariamente, parte de ese desperdicio puede deberse a que muchos no entienden el etiquetado de los alimentos. Datos recientes indican que somos el sexto país de la UE que más derrocha, unos 150 kilos por persona y año.
¿Podríamos evitar tirar tanta comida? ¿Qué alimentos se pueden comer una vez caducados y cuáles no? Lo primero que debemos aclarar es la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente pues son dos conceptos que muchos confunden.
Fecha de caducidad. A partir de ella no se debe ingerir, ya que no es adecuado su consumo para nuestra salud. Aparece en alimentos que son muy perecederos desde el punto de vista microbiológico como carnes y pescados. En ellos se indica la “Fecha de caducidad” (día, mes y año) y una descripción de las condiciones de conservación del alimento.
Consumo preferente. Se aplica a productos más duraderos y puede ser de semanas, meses e incluso años. Es el tiempo en el que un producto sin abrir mantiene sus propiedades en condiciones adecuadas de conservación, pero en ningún caso su consumo conlleva problemas para la salud. Pasada esta fecha, la calidad del producto puede disminuir pudiendo notar cambios en la textura, color o sabor, pero eso no significa que sea un riesgo para salud aunque en este caso conviene ser precavidos. Se utiliza en alimentos con poca agua (aceite, legumbres, cereales), deshidratados (purés, sopas), esterilizados (latas, cajas de leche) y en huevos. En ellos se indica la leyenda “consumir preferentemente antes de…”. Esta información se debe completar con las condiciones de conservación que debemos respetar para asegurarnos la duración indicada.
Hay alimentos que no requieren indicaciones de fecha de vencimiento, como frutas y hortalizas frescas sin procesar, vinos, productos de panadería de consumo inmediato, sal de cocina, vinagres, miel, azúcar y algunos productos de confitería. Vamos a detallar qué ocurre con algunos de los productos que consumimos habitualmente y se prestan a confusión:
Yogures: En marzo de 2014 el gobierno español cambió su normativa para pasar a marcarlos con una fecha de consumo preferente, en vez de la fecha de caducidad. Se pueden consumir pasada la fecha, no pasa nada, simplemente es más ácido porque el microorganismo probiótico que tiene en su interior (lactobacillus) va convirtiendo la lactosa de la leche en ácido láctico.
Huevos: Mantenerlos refrigerados es la manera de reducir el creciente riesgo de infecciones debido a un prolongado almacenamiento, lo adecuado es tirarlos después de 21 días. En 2014 la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) declaró que, según los estudios, cada semana más después de la tercera podría suponer un aumento del 40% en las intoxicaciones por salmonela.
Si hay dudas sobre su frescura, hay un truco que nos permite conocer al momento si podemos consumirlo sin riesgo. Introducimos el huevo sospechoso en agua con sal: si se va al fondo, es fresco; si se queda en el medio, no hay peligro de comerlo, aunque ya han transcurrido varios días desde su puesta, pero si flota es mejor desecharlo.
Leche: La leche esterilizada UHT -los tetra bricks habituales- puede durar meses sin problema y sin necesidad de frío, pero una vez abiertos su vida útil se reduce a 3 o 4 días en la nevera.
La leche fresca o pasteurizada se vende refrigerada y debe mantenerse así durante el periodo establecido de consumo, aunque no se abra el envase. Viene marcada con una fecha de caducidad, normalmente de 3 a 4 días. Esto quiere decir que tras esta fecha, la leche vencerá y no podrá ser consumida aunque esté sin abrir.