¿Te sientes identificado con esto? Estos son los síntomas de la zoofobia y así puedes combatirla
A las arañas, a las ratas, a las serpientes e incluso a las palomas, el miedo a los animales se puede convertir en pánico y alterar el funcionamiento de nuestro día a día
Madrid - Publicado el - Actualizado
7 min lectura
Hace muchos años, había un programa en Televisión Española titulado 'Biblioteca Nacional' cuya cabecera contaba con una canción escrita por Luis Eduardo Aute que decía "todo, todo, todo está en los libros"; también podríamos decir que todo está en el cine o, aún más, ahora no entenderíamos el mundo si cualquier noticia que ocurre a lo largo y ancho del planeta Tierra no lo han tratado antes Los Simpson (algunos lo llaman profetizar).
El miedo extremo, el temor angustioso hacia algunos animales, patología que vamos a tratar en este artículo y que, no es un problema insignificante, todo lo contrario, también aparece en un capítulo de la famosa familia amarilla.
Al margen de esta licencia televisiva -totalmente respetuosa con quienes tenemos un problema de terror con ciertos animales-, el cine también ha ahondado en esta fobia e, incluso, si alguien no tenía miedo le ha hecho sentir pavor como nos provocó Alfred Hitchcock con 'Los Pájaros' -The Birds-, o Steven Spielberg y su famoso 'Tiburón' -Jaws-.
Porque entre las numerosas fobias, miedos, angustias, a
Las más comunes son, según el Instituto Psicológico Cláritas:
Todas se engloban en este término, zoofobia que lo podíamos definir como fobia específica que consiste en un miedo irracional y constante hacia los animales.
La Fundación Universitaria Católica del Norte de Colombia llevó a cabo una investigación con realidad virtual para conocer las respuestas psicofisiológicas en pacientes con fobias específicas a animales. En el experimento participaron en su mayoría, el 92,85 %, mujeres a quienes se les hizo una entrevista semiestructurada, se expusieron a un ambiente de realidad virtual, y se les monitorearon las variables psicofisiológicas que permitieron concluir que la cuarta parte de la población tenía zoofobia, el 46,15 % tenía fobia a ratones, el 30,76 % a las cucarachas y el 7,69 %, en un porcentaje igual, a las arañas, sapos y serpientes. Las mujeres son las que más padecen fobia específica, con un 92,85 %.
Algo que subraya la psicóloga Natalia Ayelén Tomé Grosman, "la zoofobia puede afectar a cualquier persona, aunque aqueja en mayor medida a mujeres. El 90 % de las fobias a animales se desarrolla en la infancia, aproximadamente entre los ocho y los nueve años".
No sé en que momento de mi vida me comenzó el miedo atroz a las serpientes; una vez me pasó por encima de los pies una pequeña culebra y aún me paralizo al recordarlo. Si hay un reptil cerca, por pequeño que sea - lagartija o salamanquesa-, el vello se me eriza. Hay veces, que la angustia puede llegar a ser irracional como cuando hace unos años, un saltamontes (de gran tamaño, enorme diría yo), me mantuvo recluída unas cuantas horas en la cocina de mi casa donde me refugié tras huir del salón donde estaba el gigantesco insecto.
Tengo que decir en mi defensa que me encantan todos los mamíferos, sin excluir de este grupo de vertebrados a la rata. Vamos que no tengo musofobia que sería el miedo o ansiedad irracionales y desproporcionados que se experimentan ante la presencia de ratas y ratones o de roedores en general.
Quizás las peores fobias a los animales (y no por la fiereza o fealdad de ellos), son la cinofobia y la ailurofobia que es el miedo a perros y gatos, respectivamente, porque son, por antonomasia, las mascotas más comunes entre los humanos y con las que nos podemos encontrar a diario y en cualquier lugar; el gato es el animal de compañía preferido en toda Europa. En España, el 30 % de los hogares tiene entre sus miembros un perro como mascota. En el caso de los gatos, el porcentaje se situa en torno al 15 %.
Encuentre más estadísticas en Statista
Además, desde que los humanos nos hemos convertido en urbanitas nos han aparecido nuevas formas de zoofobia como la dirigida a las palomas, la colombofobia. "Esta fobia genera reacciones diferentes a la que nos producen las serpientes, por ejemplo", explica la psicóloga y psicoterapeuta, Alicia García Aguiar, "en el caso de las palomas, asusta lo imprevisible de sus movimientos, la tranquilidad con la que se acercan al hombre, que teme sentirse perseguido. Completan el cuadro fóbico el ruido que provoca el batido de las alas y la posibilidad de infecciones por ser portadores de parásitos".
¿Tienes alguno de estos síntomas?
La mayoría de las fobias presentan síntomas muy parecidos. "Se pueden clasificar en dos grandes grupos: físicos y psicológicos y su manifestación clínica depende de la edad en la que se desarrolle el trastorno", tal y como podemos leer en Máster en Paidopsiquiatria de la Universidad Autónoma de Barcelona. Se manifestarán más uno u otros según el miedo que nos atenaza.
Hay síntomas físicos como: sudoración excesiva, temblores, taquicardia, dolores de cabeza, mareos y náuseas, descomposición intestinal, boca seca, ataques de pánico y agitación y nerviosismo.
Hay síntomas cognitivos, relacionados con la parte de nuestra psique que nos lleva a tener pensamientos negativos ante la presencia del animal que nos ocasiona la fobia y pensamientos anticipatorios sobre un posible daño por parte del animal temido.
El que evitemos enfrentarnos con situaciones en las que puede aparecer el animal objeto de nuestra fobia, o el estar supervigilantes por si aparece, son síntomas conductuales.
La fobia a los animales es uno de esos miedos específicos, intensos e irracionales comparables a situaciones como estar encerrado en un ascensor, el temor a las alturas, a las escaleras mecánicas, a conducir, a la sangre..."Hay gente que puede esquiar en las montañas más altas, pero siente pánico a subir a un décimo piso de un edificio de oficinas. Los adultos con fobias comprenden que sus miedos son irracionales, pero enfrentarse a las situaciones o los objetos que las causan o siquiera pensar en enfrentarlos, les ocasiona un ataque de pánico o ansiedad severa", subrayan los autores de Máster en Paidopsiquiatría.
Causas de la zoofobia: malas experiencias durante la infancia
En muchas ocasiones se debe a una experiencia negativa con los animales cuando somos pequeños, como especifica la doctora Natalia Ayelén Tomé Grosman, aproximadamente cuando tenemos entre 8 y 9 años. Si a un niño le muerde un perro, lo normal es que desarrolle un temor a que le pueda volver a ocurrir. Otra causa es el miedo que crean los padres para evitar que el niño sea muy atrevido y quiera acariciar a todos los perros que ve por la calle. Si a un niño le dices que tenga cuidado que le puede morder, lo normal es que empiece a recelar de los canes.
Una "respuesta de miedo aprendida muchas veces no se corresponde con la realidad. Las creencias que podemos haber adquirido sobre los animales de su peligrosidad puede llevarnos a generalizar y experimentar miedo frente a un animal no peligroso o en un contexto seguro", subrayan los expertos en zoofobia del Instituto Psicológico Cláritas.
Ahora, nunca es tarde para desarrollar una fobia, ya sea hacia los animales o hacia cualquier otra situación o elemento. Se pueden producir en cualquier momento de nuestra vida.
Del miedo al pánico, que es el miedo elevado a la enésima potencia (destaca la doctora García Aguiar), hay una delgada línea y nos puede llevar a un estado de shock similar al de algunos animales cuando se quedan inmóviles frente al agresor.
Consejos para superar la zoofobia
Para quienes padecemos cualquier tipo de fobia, la solución más fácil es evitar enfrentarse al miedo, evitar la situación por la que sentimos pánico. En mi caso es fácil no encontrarme con una serpiente si no voy a su hábitat. Más complicado lo tienen quienes sufren fobia a los perros o a las palomas porque unos y otros están en nuestro entorno.
Pero eso es lo fácil, no enfrentar el problema no es solucionarlo. Es darle la espalda. Es seguir sufriendo. "El miedo mirado a la cara se convierte en valor, el miedo evitado se convierte el pánico", concluye la doctora García Aguiar en su artículo 'Zoofobia: el miedo a los animales'.
Pedir y recibir ayuda para superar ese pánico es esencial y la psicoterapia puede ser la solución. Lo primero es "descubrir el verdadero origen de la fobia y cómo hacerle frente a través de técnicas de exposición y manejo de la ansiedad como la relajación, control de pensamientos negativos y la exposición gradual", aconsejan desde Instituto Psicológico Cláritas que proponen seis medidas que van a favorecer el salir de ese profundo pozo que es el miedo atroz: