El tremendo error que cometes al hacer tarta de queso y que puede echar a perder este postre
Para triunfar con tu tarta de queso, debes prestar mucha atención a dos de sus ingredientes: subestímalos y el resultado no estará a la altura
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Si hay un postre que ha ganado cada vez más peso en las mesas españolas hasta convertirse en un imprescindible, ese es la tarta de queso. Resulta imposible no caer rendido a un dulce tan suculento, que se ha instaurado con gran popularidad tanto en nuestras cocinas como en las de los mejores restaurantes. Aunque esta receta parezca más o menos reciente, lo cierto es que nos acompaña desde hace siglos. Eso sí, las variaciones de la misma son inmensas hoy en día: con mermelada de frambuesa, sirope de fresa, Oreo…
La tarta de queso triunfa en cualquier paladar, pero también entre los ‘cocinillas’ del mundo, ya que elaborarla no es nada complicado. Sin embargo, conseguir un resultado óptimo puede alejarse de nuestras posibilidades si no prestamos atención a los pequeños detalles. Y, en especial, a dos ingredientes fundamentales para que nuestra tarta enamore a todos aquellos que la prueben.
Si no tenemos un cuidado especial con estos pasos, los errores pueden llegar. Y, con ellos, una tarta de queso que para nada resultará inolvidable. Ni envidiable.
¡Cuidado con la elección del queso para la tarta!
Si queremos ir a lo seguro, tenemos que decantarnos por la Ricotta, semejante al requesón, o el mascarpone italiano, cuya textura es inmejorable para la tarta de queso. No obstante, hay que tener cuidado con la Ricotta si la compramos fresca: como esté muy líquida, la tarta puede quedar igualmente licuada. Y no es, en absoluto, lo que queremos.
Hay muchos quesos óptimos para esta tarta: fresco, mató, cheddar, cottage, de oveja, de vaca… Incluso el queso manchego puede servirnos. Muchos optan por la solución, más rápida, del queso Philadelphia. Es decir, la crema de queso en tarrina. El inconveniente, si decidimos emplearlo, es que el sabor obtenido no es el mismo. Aunque usarlo supone más facilidades (podemos hacer la tarta en el microondas), es preferible arriesgar un poco y usar otros quesos.
No subestimes la galleta: es fundamental en la tarta de queso
Quizá no mucha gente lo sepa, pero la galleta no era uno de los ingredientes presentes en la receta original de la tarta de queso. Quién lo diría en nuestros días, cuando casi todas las tartas de este tipo tienen una base de galleta, que ni mucho menos debe ser menospreciada.
No podemos mezclar la galleta de cualquier manera: hay que triturarla. Deben ser, además, galletas María, a las que añadiremos mantequilla cuando ya estén trituradas y tengan forma de masa. Hay que hacerlo a temperatura ambiente y parar una vez que la galleta se encuentra bien enganchada a la mantequilla.
También hay que decir que los grumos deben evitarse a toda costa y que es preferible utilizar varillas manuales para maniobrar con la mezcla: una batidora podría darle demasiado aire y evitar que quede crujiente. Una vez que galleta y mantequilla ya estén mezcladas, es imprescindible que la masa obtenida repose un tiempo considerable en la nevera.
Las proporciones ideales para que la masa no nos dé ningún quebradero de cabeza son 125 gramos de galletas y 75 de mantequilla.
Más allá del queso y la galleta, controla la tarta en el horno
La siguiente aclaración es fundamental: ¡la mezcla de galleta para la base de la tarta no tiene que entrar en el horno! Es la mezcla del queso con el resto de ingredientes la que se debe hornear durante 30 minutos, a unos 170 grados de temperatura. Si no hemos usado galleta, hay que introducir en el horno tanto la pasta de base como el relleno de queso. En este segundo caso, hay que tener la tarta 40-45 minutos a 150 grados.
No es recomendable abrir el horno cada dos por tres, pero sí comprobar, una vez pasado un tiempo prudencial, el estado de la tarta. ¿Cómo? De la mano de un palillo o cuchillo que introduciremos en su interior. Si el utensilio sale limpio, nuestro pastel ya está listo.
No hay que subestimar la importancia del horno, que puede convertirse en nuestro peor enemigo. Si no estamos pendientes de la tarta, esta se puede quemar: ¡horror! Y si hemos mezclado los ingredientes con batidora en vez de con varillas manuales, la tarta se puede desplomar tras haber subido. Es lo que tiene el aire…
¿A que te ha quedado claro que el queso y la galleta (usada en la mayoría de casos) no pueden ser tratados a la ligera si elaboramos una tarta de queso? Tampoco el horno, aunque eso ocurre siempre que lo usamos para cocinar. Tras una elaboración concienzuda, ya sólo nos queda efectuar una buena presentación para poder degustar este postre tan estupendo. ¡A disfrutarlo!