Una profesora de Cataluña se muda a Alemania y no da crédito con lo que hacen sus alumnos al llegar
Se llama Hana y ha contado en sus redes sociales qué es lo que más le ha sorprendido al llegar
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Seguro que conoces a alguien, si es que ese alguien no eres tú, que ha cogido sus cosas, sus maletas, y se ha mudado a otro país a trabajar. A veces porque no había otra opción y aquí estaban desempleados, o por placer o, muchas veces, por amor.
Sea como sea, siempre que alguien se muda a otro país, empieza a notar las diferencias de costumbres, de cultura y, por qué no decirlo, de sociedad, independientemente del lugar al que uno se mude. Porque muchas veces hemos escuchado eso de "Spain is different", y, verdaderamente, termina por serlo.
Por eso, son muchas las personas que, una vez que han salido de España, cuentan su experiencia en su nuevo país a través de redes sociales. Y es lo que le ha pasado a esta joven española, Hana, que, como profesora, ha decidido mudarse a Alemania. Ha contado entonces cómo han sido sus primeras clases, con las que ha alucinado.
Y es que fue a una clase de presentación, y no dio crédito a lo "maleducados" que eran los niños cuando ella se presentó como su nueva profesora.
"Estuve aquí el primer día y vi que eran todos muy maleducados. He pensado, ilusa, ponte mona, que te vean mona y no quieran maltratarte, pero qué ilusa... Creo que con esto no voy a poder, y mira que he dado clases en España con niños maleantes, que dices tú... Pero es que de pequeños los alemanes, ven y dales un par de clases" sentenciaba.
De momento, los comentarios no se han hecho esperar.
Ella es Nesh, quien se dedica a hacer vídeos en los que explica que significan expresiones andaluzas como “po”, “aro” o “amo a ve”.
Nesh ha explicado en 'La Tarde' que le encantan los idiomas: “Junto a las culturas son mi pasión, para conectar de verdad con la gente hay que saber un poco de su idioma". Nesh vive en Málaga desde 2017.
Su primer contacto con España fue en 2012 en unas vacaciones familiares en las que visitó Barcelona, pero no tuvo un arraigo tan fuerte con nuestro país hasta que no visitó el sur.
Allí fue donde comenzó a escuchar este tipo de expresiones que en un principio encontró “frustrantes, porque ya me había graduado cuando llegue aquí de la carrera de español y francés y pensaba que iba a entender un poco más de lo que entendí”.
La palabra que usa un gallego cuando se enfada, pero también con cariño
El gallego es la tercera lengua cooficial más hablada en nuestro país, por detrás tanto del catalán como del valenciano, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con algo más de 2.200.000 hablantes. Eso sí, si atendemos a las cifras de aquellos que dominan de manera “perfecta” el idioma sólo dentro de Galicia es casi del 60% en la población que supera los 15 años. Eso sí, es casi un 10% menos que a comienzos del siglo XXI, representando la lengua cooficial que más cae en número de hablantes en los últimos 20 años, según el Instituto Galego de Estadística (IGE).
Eso, al menos, son los datos. No obstante, en el día a día los ciudadanos gallegos siguen empleando de manera habitual algunos términos de su lengua aunque las incluyan dentro de una conversación en castellano. Algunas de ellas son desconocidas para el resto de españoles y otras, es completamente al revés: la usan en España cada día aunque puede que no sepan que tienen su origen en Galicia.
Entre las palabras habituales que un gallego 'calza' en una conversación en castellano están algunos ejemplos como la 'carallada' que, según la Real Academia Galega, se traduce como “diversión bulliciosa” o, también, una “cosa que molesta”. También es bastante habitual la 'chafullada' o chapuza, el 'fozar' o hacer algo malamente y sin cuidado. Y como no, el famoso 'riquiño'. Precisamente esta última no aparece en el diccionario gallego, pero se usa como sustitutivo de “guapo”, porque aunque no lo sea, “al menos es 'riquiño'”.
No obstante, hay una muy curiosa: la suelen emplear los gallegos para cuando se enfadan, pero también puede resultar cariñosa según el contexto. Y no, no se trata de 'riquiño', que ya hemos explicado arriba, si no de 'parvo'. Según las definiciones de la Real Academia Galega, se trata de “una persona que demuestra poca inteligencia o disposición”. También como que “tiene un retraso intelectual, con una inteligencia equivalente a la de un niño”.