“La noche que más miedo pasé fue cuando invadieron la Embajada de España en Portugal”
Arias ha recordado cómo fueron los últimos años del ‘Franquismo’
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Inocencio Arias se licenció en Derecho en la Universidad de Murcia. Accedió a la carrera diplomática en 1967, cuando fue destinado a Bolivia, Argelia y Portugal. Precisamente en este último país, el diplomático vivió uno de los episodios más complicados de su trayectoria profesional. Fue en 1975, durante los últimos coletazos del ‘Franquismo’.
“Fue con diferencia la noche más traumática que he vivido en mis 43 años en tareas diplomáticas. En el país vecino se estaba produciendo una revolución, bien intencionada en sus inicios, para derrocar la Dictadura. En España estábamos esperando que también ocurriera. Pero la revolución portuguesa se desvió a un grupo del Partido Comunista, que pensaba que habían devuelto ellos solos la democracia al país, por lo que consideraban que debían ser los que marcaran la línea a seguir, cuando las elecciones las ganaron los moderados. No hubo una guerra civil por los pelos.”
En aquel contexto, los revolucionarios tomaron la Embajada española en Portugal: “Coincidió con los juicios que en nuestro país se estaba produciendo, y que condenaba a muerte a un puñado de personas. En varios países se convocaron manifestaciones a las puertas de las embajadas como rechazo a esta decisión. En todos los países, los gobiernos mandaron unos treinta policías para evitar que la situación se desmadrara, algo que en Portugal no ocurrió. No nos protegieron. Por ello, el embajador se marchó y se vino a la casa en la que yo residía en Lisboa para que no le ocurriera nada. Aquella noche pasamos miedo, porque temíamos que algunos manifestantes vinieran a mi casa en busca del embajador y nos llevaran a los dos por delante.”
Disputas aparte, lo cierto es que Portugal fue un buen balón de ensayo para España, que esperaba ya la muerte de Franco: “Yo creo que si la revolución portuguesa hubiera fracasado, igualmente España hubiera instaurado la democracia.”
Para lograrlo, el papel desempeñado por el Rey Juan Carlos fue esencial. El diplomático español no duda en alabar la tarea realizada por el monarca: “Ha sido el mejor embajador que ha tenido España. Un señor amable, con sentido de Estado, no se extralimitaba en su papel, hablaba idiomas… Se bajaba de un avión en cualquier país y el presidente se daba cuenta de que hablaba con un señor simpático, que tenía curiosidad por los problemas de sus gentes. Don Juan Carlos estaba obsesionado por que España saliera adelante en todos los ámbitos.”