EN 'LA LINTERNA'

Jorge Eduardo Benavides: “El mundo literario es un mundo de egos revueltos”

Jorge Eduardo Benavides ha asegurado en 'La Linterna' que siempre había querido escribir sobre el mundillo literario “entre bambalinas” y es lo que ha hecho en su última novela 'El asesinato de Laura Olivo'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Después de haber ganado en 2014 el premio Torrente Ballester con su novela 'El enigma del convento', Jorge Eduardo Benavides ha recibido el premio de Novela Fernando Quiñones con su última obra 'El asesinato de Laura Olivo'. Una obra que tiene como eje narrativo la investigación de un asesinato de una agente literaria.

Benavides ha confesado que siempre quiso contar cómo era el mundillo literario “entre bambalinas” y en este texto construye un “diagnóstico visceral” de cómo él lo ve. “Un encuentro en el submundo de la literatura y con algo de humor” para que no resulte “demasiado dramático”.

"Gracias a Vargas Llosa descubrimos que el oficio era disciplina y trabajo"

Lejos de los literatos, uno de los personajes principales es el policía retirado Larrazábal, peruano de origen vasco, que se ve obligado a abandonar Perú y viajar a España. “Hay personajes y situaciones que hacen que lo que viven sea tenso y frágil”, cuenta el autor. En el tiempo en que se desarrolla la historia, Larrazábal se instala en el madrileño barrio de Lavapiés, un barrio que ahora es noticia. Benavides lo ha elegido porque “es el barrio de la eclosión multicultural en Madrid”, y cuando el policía llega, es “relativamente barato” para vivir en el centro de la ciudad.

Sobre el contexto en el que desarrolla la novela, cuenta que el literario es un mundo en el que “a menudo hay encontronazos” y “mucha pasión”, porque “si hay muchos egos, hay mucha pasión”.

"Si hay muchos egos hay mucha pasión"

El escritor Jorge Eduardo Benavides es peruano, igual que el prestigioso Mario Vargas Llosa. Un personaje por el que Benavides ha manifestado gran admiración. Ha confesado que, aunque ambos residen en Madrid, se ven “menos de lo que podría ser habitual o uno quisiera”. De él habla maravillas: “Además de un buen amigo es un intelectual al que yo respeto muchísimo...gracias a él descubrimos que el oficio, más que bohemia era disciplina y trabajo”.