Susana Díaz: su trabajo puerta a puerta, su sueldo actual y el mensaje que mandó a Pedro Sánchez
Sevillana, del Betis y enfrentada a Pedro Sánchez. La ex presidenta de la Junta ha empezado una nueva etapa en el Senado y en la tele
Sevilla - Publicado el - Actualizado
7 min lectura
Feminista. Madre. Andaluza. Y socialista. En ese orden. Así se presenta Susana Díaz en las redes sociales. Aunque en los últimos meses, su verdadera carta de presentación han sido las camisetas con las que ha recorrido Andalucía para recabar votos de cara a las primarias del PSOE andaluz.
Mensajes como “Cambia el mundo pero primero cámbiate a ti mismo”, “El futuro es de las mujeres” o “Positivity" se convirtieron en su carnet de identidad para llegar a los afiliados del PSOE y convertirse en la candidata socialista a la Junta de Andalucía en las elecciones de 2022. Sería su primer paso para seguir ocupando la secretaría general del PSOE andaluz.
No pudo ser. Ese es el final de una historia que todos conocemos: El final de Susana Díaz como lideresa de la mayor federación socialista. Pero empecemos por el principio de la historia.
CON 17 AÑOS, SUSANA ENTRA EN POLÍTICA
Como dirían los trianeros, Susana Díaz no es de Sevilla. Es de Triana, ese barrio marinero con identidad propia que vive mirando al Guadalquivir. El Barrio León la vio crecer. Cuando era muy joven y mientras estudiaba, ganaba algo de dinero vendiendo cosmética en las casas e impartiendo clases particulares. Licenciada en Derecho por la Universidad Hispalense, Susana Díaz tiene dos hijos; José María y Rocío, en honor a la Virgen de la que es tan devota.
La mayor de cuatro hermanas inició pronto su carrera política. Con solo 17 años se afiliaba a las Juventudes Socialistas. Pronto descubriría que en la política, como en la vida, a veces se gana y otras se pierde. Y que los días de gloria saben muy bien pero duran un suspiro.
En el año 99, una jovencísima Susana Díaz se convertía en concejala del ayuntamiento de Sevilla con Alfredo Sánchez Monteseirín en la alcaldía. En esa etapa, su enemigo público número 1, Alfonso Gómez de Celis, se convertiría en teniente alcalde. Según los periodistas que en aquella época cubrían la actualidad política en la ciudad, la tensión entre ambos era más que evidente.
En los mentideros sevillanos, no es ningún secreto que el actual vicepresidente Primero del Congreso nunca le perdonó que ella frenara su carrera hacia la alcaldía de Sevilla. Susana era entonces la secretaria general del PSOE de Sevilla. Ella personalmente habría movido los hilos para que José Antonio Griñán no designara alcalde a Gómez de Celis. Juan Espadas asumía entonces ese reto. Sí, el mismo que años más tarde le arrebataría el liderazgo socialista en Andalucía. Caprichos del destino.
EMPIEZA LA CARRERA HACIA SAN TELMO
Hay analistas que coinciden en que uno de sus fracasos políticos fue el momento en el que decidió apoyar a Carme Chacón en el congreso de 2012 frente a Alfredo Pérez Rubalcaba. Ambos candidatos se jugaban la secretaría general del partido. Ganó Rubalcaba, el “omniministro” durante la época de Zapatero.
Pero en Andalucía, los vientos soplaban a favor. Bajo el mandato de Griñán, la sevillana fue consejera de Presidencia e Igualdad. En ese momento, los astros estaban de parte de Susana y el PSOE era intocable.
Cuando Griñán es imputado por el caso de los ERE, ella es elegida para sucederle. La "hija política" de José Antonio Griñán defendió a su antecesor públicamente ante la mayor trama de corrupción de la historia de la Democracia. (A él le debe que en septiembre de 2013 fuera elegida la primera mujer presidenta de Andalucía).
PEDRO Y SUSANA ¿ TANTO MONTA ?
Unos años más tarde, esta bética de nacimiento se enfrentaba a Pedro Sánchez por la secretaría general del partido. Fue en el año 2018. Ella lideraba el aparato. El PSOE de siempre. Él era el candidato de las bases.
Y las bases hablaron. Pedro Sánchez venció a Patxi López (el tercer candidato) y a Susana. Con el 98,59% de los votos escrutados, ganaba a Susana Díaz por diez puntos. Era una victoria histórica en el PSOE.
En las semanas previas a las primarias, Susana Díaz lanzó el siguiente mensaje: Si ganaba , llamaría a Pedro Sánchez y Patxi López para que sumaran en su nuevo proyecto. Pero no fue así. Ganó Pedro. Y nunca llamó a Susana para que arrimara el hombro. O no trascendió al menos. Lo que sí trascendió fue la fría relación entre el líder de los socialistas en España y la lideresa de la formación en Andalucía.
EL DÍA QUE ANDALUCÍA CAMBIÓ
Pero su gran derrota, su espinita, fue sin duda el 2 de diciembre de 2018. Ese día, los andaluces acudían a las urnas. Cerrados los colegios electorales, empezaba el recuento de votos. El PSOE andaluz solo obtuvo 33 escaños, muy por debajo de su resultado en los comicios anteriores, cuando obtuvo 47 diputados.
Susana Díaz supo en ese momento que a pesar de ganar las elecciones, no podría gobernar. No contaba con los apoyos necesarios para obtener los 55 escaños que se necesitan para la mayoría absoluta.
Por primera vez después de 37 años de hegemonía socialista en Andalucía, Susana Díaz dejaba a su partido en la oposición. El Partido Popular andaluz, liderado por Juanma Moreno, pactaba con Ciudadanos y Vox para ser investido presidente de la Junta de Andalucía. Los 12 escaños de Vox y los 21 de Ciudadanos lo hicieron posible.
Y así fue como Susana dejó San Telmo y tuvo que acostumbrarse a sentarse en la bancada de enfrente durante las sesiones en el Parlamento. La presión de Ferraz creció desde el momento en que Susana perdió la Junta. La trianera se movió como pudo en la cuerda floja. Ya no contaba con el respaldo de los votos ante el hombre que le había arrebatado la secretaría general del partido. Su liderazgo en Andalucía era cuestión de tiempo.
LA VENGANZA DE DON PEDRO
La maquinaria de Ferraz se puso en marcha. Pedro Sánchez y su equipo buscarían un relevo para ella. El elegido fue Juan Espadas, el favorito de Pedro. El alcalde de Sevilla estaba en las quinielas, y su “jefe” lo convirtió en el elegido. Y fue así como el PSOE andaluz, la formación todopoderosa, fue a primarias con tres candidatos: Díaz, Espadas y Luis Ángel Hierro.
Susana tenía en mente dos objetivos: El primero, por todos sabidos: Convertirse en la candidata al PSOE en las próximas elecciones y seguir liderando el PSOE en su tierra. El segundo: Derrotar a Sánchez. Si conseguía el primero, el segundo llegaría solo. Y sabría a gloria.
El final, todos lo conocemos. Una noche intensa en San Vicente, la sede del PSOE andaluz. Nervios. Caras de circunstancias. Cada uno de los candidatos, arropados por sus defensores. Y hasta el personal de la organización pidiendo a todos mantener la calma. Y sobre todo, la compostura. Que nunca está de más. Por aquello de dar ejemplo. “Que nadie insulte a nadie”. Llegó a decir un socialista en la puerta de San Vicente, cuando se esperaba la llegada de Susana y Espadas.
UN MOMENTO DECISIVO
Y Susana Díaz perdió. Pero no todo estaba perdido. Era el momento de jugar bien sus cartas. Se iba. Abandonaría su escaño como diputada en Andalucía. ¿A cambio de qué?
Negoció, pacto y volvió a negociar. Sí, Susana Díaz dejaba la formación andaluza, pero la esperaban el Senado y la tele. En la cámara Alta, sería presidenta de la Comisión de Industria.
Allí, según fuentes oficiales, cobra 3.050 euros al mes de sueldo base más un complemento de 1.550 euros. Eso sin contar las dietas y los deplazamientos. Que su tierra es Sevilla y hay que venir de vez en cuando.
En total, su sueldo supera los 6.000 euros mensuales. O como diría una madre que sabe echar cuentas, un millón de las antiguas pesetas. A eso hay que sumarle lo que cobra en televisión como contertulia. Hay derrotas más amargas que la de Susana. Eso seguro.
TAMBIÉN TE PODRÍA INTERESAR:
Esto es lo que va a ganar Susana Díaz como senadora: 2.000 euros más que como diputada andaluza
Expósito desmonta la "autocrítica" de Susana Díaz: "A ver si es que lo estoy soñando"