Semana Santa

El proceso de creación de una imagen cofrade

Luis González Rey, imaginero gaditano, explica cómo se desarrolla y crea una imagen para una hermandad

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Luis González Rey, imaginero cofrade sobre el proceso de cración

Rubén López

Cádiz - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

El proceso de creación de una imagen tiene un desarrollo importante que pasa por diferentes etapas y pasos. Luis González Rey, uno de los grandes imagineros de la Semana Santa lo explica asi.

"Lo primero y más importante es tener un conocimiento previo de la historia sagrada y el Evangelio. Hay que saber los personas que lo integran para tener un conocimiento previo de todo. Se hace un boceto y un dibujo de la imagen que se va a hacer, también una maqueta del propio paso para ver cómo va estar la imagen".

Muchas veces todo cambia en función de a qué cofradía se va a destinar esa imagen o esa figura de un misterio. González Rey reconoce que al final el estilo se lo da la propia hermandad. "Depende en parte cómo sea una cofradía u otra, y no es lo mismo que vaya a procesionar que no. El vestidor es el que se va a encargar de adaptar la imagen al estilo de la cofradía. Tengo el Cristo de la Sed en las Siete Palabras de Cádiz que es de una manera y las imágenes que las acompañan son de otra. Al final es el gusto de la cofradía la que define el estilo de la imágen".

Tras la realización del boceto, lo siguiente es encontrar esos rasgos que van a definir la emotividad y los sentimientos que pueda despertar una imagen. "Del boceto al proceso final suele haber bastante similitud. Cuando se ha aprobado el boceto se hace la cabeza en barro para que lo vea la propia hermandad. A partir de ahí ya comienza el proceso de elaboración en madera", destaca el imaginero gaditano.

Un proceso laborioso con una dificultad importante que varía dependiendo del momento de la pasión de Jesucristo que se quiera desarrollar. "Hay que conseguir al expresión de la cara justo cuando se hace el barro al principio. Es verdad que luego policromada cambia bastante pero en lo general se parece mucho al resultado final. Si es un crucificado la postura debe cambiar pero más o menos sigue los mismos rasgos cambiando las expresiones. No es lo mismo un Cristo vivo que muerto, evidentemente".

«Cuando la imagen sale del taller ya no es tuya»

González Rey ha tenido en ocasiones que completar misterios que empezaron otros escultores. En este caso, el conocimiento de esos artistas es clave para el fin del propio encargo. "A mi me encargan terminar el misterio del Descendimiento de Cádiz. El Cristo y la Virgen son de Buiza. Yo seguí los rasgos de Buiza pero haciéndolos mios. Si tú vas a hacer imágenes para complementar tienen que tener una similitud al resto de imágenes. No debe desentonar si es un grupo escultórico, por ejemplo".

Una vez que la imagen está acabada llega el momento en el que escultor y fe se dan la mano. Una obras que cuando llega a un templo se convierte en mucho más que una imagen, y sobre todo si procesiona en un paso. "Te emociona bastante", explica González Rey.

"Cuando sale del taller la imagen ya no es tuya. En la Iglesia esa imagen que estaba en tu taller la ves de otra manera. La escultura cofrade es algo más que una arte. No todos los escultores son imágineros y los imágineros si son escultores. La diferencia es que haces una cosa o algo para un sentimiento y una devoción. Cuando le hablas a alguien miras a la cara y ahí es lo que importa de una imagen. Los imagineros tenemos que darle esa emotividad religiosa que es lo más complicado", concluye.

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