Cádiz CF

La otra crónica del Cádiz 0-4 Athletic, por Pepe Ortega

Cuando la calidad es justita, la actitud y las ganas deben compensarla; de lo contrario, te meten cuatro goles sin pena ni gloria

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Redacción COPE Cádiz

Cádiz - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

El césped del Nuevo Mirandilla todavía espera ser pisado por los tacos de los jugadores del Cádiz Club de Fútbol en su cita con el Athletic Club de Bilbao. Los leones camparon a sus anchas por el coliseo cadista y trataron sin piedad a un Cádiz sin alma y sin orgullo. Los amarillos, con signos evidentes de falta de ritmo, calidad y, lo que es más reprochable, actitud, terminaron el partido con 4 goles y con la sensación de estar en la jornada 35 y ya descendido. Cuando la calidad es justita, la actitud y las ganas deben compensarla; de lo contrario, te meten cuatro goles sin pena ni gloria.

El equipo más difícil al que se ha enfrentado el Cádiz en este inicio liguero no es otro que el propio Cádiz. Vuelven a cometerse errores de concentración que terminan en regalos y, como ya sabemos de primera mano por la Tacita, en la Liga Santander pocos son los equipos que perdonan estas oportunidades. Como tampoco perdonó Iñaki Williams un regalo de Arzamendia en un intento de jugar con Fali. Antes ya avisó Alvaro Negredo en un remate en propia portería que salvó Conan Ledesma. Mientras los amarillos no conseguían elaborar una jugada en condiciones y llegar con claridad a línea de tres cuartos, los blanquirrojos conectaban con facilidad en el medio con Vesga, Sancet y la libertad de Muniain, para hacer llegar el balón al pequeño de los Williams y quebrar por completo la banda izquierda del Cádiz. La atajada de Ledesma al penalti dudoso por mano del Pacha tampoco fue capaz de levantar los ánimos de los jugadores cadistas, incluso cuando solo iba 0-1 en el electrónico. Ni por esas.

El resto de goles llovieron por inercia: el Athletic paseaba por el área de Ledesma sin oposición alguna. La pasividad del equipo provocó el enfado de la afición cadista y el abandono de sus butacas antes del pitido final.

Manuel Vizcaíno comentó en la previa del partido: «Lo preocupante sería preocuparse en la jornada 3». El quid de la cuestión no es solo perder, sino cómo lo haces: la sensación que proyectas. Y quién no quiera verlo que mire para otro lado, pero encomendarse a la enfermería y a fichajes que no sabes cómo te van a salir es sinónimo de que nadie va al volante. Pero ya no solo se mira al palco. En el momento en el que vuelven a repetirse errores de jornadas anteriores, no se plasma una idea clara de juego y no eres capaz de meter un gol en más de 270 minutos es imposible no echar la vista al banquillo. Sobre todo, cuando no se tiene un plan de juego definido: el equipo no sabe a qué juega. Además, el ritmo competitivo del Cádiz, comparado con el de sus rivales, evidencia una pretemporada bastante pobre, que se traduce en derrotas doloras y en la división de la afición.

Herrera en COPE

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