Semana Santa

"Los artesanos necesitamos capirotes en la calle"

El maestro bordador Ildefonso Jiménez, aun consciente de la situación sanitaria, lamenta los efectos económicos de la suspensión de procesiones

Gabriel Álvarez

Jerez - Publicado el - Actualizado

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Suspensiones de procesiones en la calle la próxima Semana Santa como las ya anunciadas por los arzobispos de Sevilla o Granada o el obispo de Cádiz-Ceuta así como, de manera fundamental, los datos que lo justifican desde la perspectiva sanitaria tienen una repercusión cofrade, devocional y hasta sentimental para muchos andaluces o afectos a la causa en tantos otros lugares de España.

La económica, por su parte, pone a la luz que una hermandad presentada con la esplendidez y el lujo de detalles que la convierten en atractivo referente de esos días de preparación de la Pascua depende, en su recorrido en cualquiera de los días grandes, de tallistas, doradores, bordadores, floristas o músicos, profesiones todas ellas que tienen en los encargos para estas horas de procesión su mayor potencial.

El confinamiento llegó tan repentinamente en marzo, en pleno tiempo de Cuaresma, que el desastre en los talleres, funcionando con plantillas más amplias y encargos cuya salida hacia las hermandades se pudo ver truncada por la situación general y particular en cada una de las cofradías, fue inevitable. Con el paso cambiado, se desmoronó este tejido económico y se cruzó la larga travesía de 2020.

Bajo ritmo para evitar riesgos

Comienza este año en el taller del maestro bordador Ildefonso Jiménez, en la jerezana calle Arcos, con dos mujeres cuando hace un año había seis u ocho. Es un ejemplo de cómo se llega con la desagraciada preparación previa de acortar los riesgos ante lo que se viene encima. "El taller vive con ese bajo ritmo porque no podemos arriesgarnos", asegura.

"Con mascarillas y distancia social", así lucen durante este tiempo de pandemia las personas participantes en los trabajos que mantiene el taller. Y respecto a las escenas clásicas en las que, en torno a un manto o cualquiera otra pieza grande, se reúnen varias bordadoras entre puntadas y tertulias, "distribuimos el trabajo para que no haya una cercanía inmediata". Más incompatible resulta el gel hidroalcohólico con la motricidad fina que requieren las agujas.

A la espera de la toma de decisión

Jiménez entiende que los consejos de cofradías tienen "decisiones importantes que tomar, todos deseamos que esto salga hacia adelante pero es complicado". Pero no oculta que "el tema de la artesanía se soluciona con capirotes en la calle". "Hay que ser realistas, aunque también reconozco que la situación sanitaria está primero", insiste.

Lo cierto es que esperan a que lo peor pase y puedan mantener este singular tejido empresarial que, compuesto por pequeños negocios, mantienen sin embargo unos puestos de trabajo que necesitan salir adelante de la mano de estos profesionales artesanos que "te puedo asegurar que somos una élite, en la provincia de Cádiz se trabaja de una forma maravillosa", reconoce Ildefonso Jiménez.

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