Gabriel Ruiz Cabrero: "En Europa no existe un edificio tan intenso como la Mezquita-Catedral"

El arquitecto conservador ha participado, junto a Gabriel Rebollo y Francisco Rebollo, en la conferencia "La arquitectura de la Mezquita-Catedral desde su Declaración"

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

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Este año se cumplen 40 años desde que la Mezquita Catedral entrara dentro de la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Por este motivo el Cabildo Catedral está organizando distintos actos para celebrar este efeméride, como la conferencia que se ha celebrado en el Real Círculo de la Amistad bajo el título "La arquitectura de la Mezquita-Catedral desde su Declaración".

COPE estuvo conversando unos minutos antes con uno conferenciantes, el arquitecto Gabriel Ruiz Cabrero, que lleva estudiando el edificio desde el año 1979. "Los orígenes de la Mezquita de Córdoba se remontan al origen mismo de la ciudad, cuando los romanos en el siglo II a.C. fundaron la colonia Corduba. Con el paso de los siglos y los distintos gobernantes, la ciudad fue ganando relevancia. Durante el siglo III el cristianismo llegó y sobrevivió a la caída del Imperio Romano"., afirma Ruiz Cabrero.

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Posteriormente, los visigodos iniciaron la construcción de edificios monumentales en Córdoba. Uno de estos fue la Basílica de San Vicente Mártir, construida a mediados del siglo V y que rápidamente se convirtió en uno de los centros de influencia de la ciudad. Tras la conquista del Islam, a partir del año 711 d.C., Córdoba inició el camino que acabaría convirtiéndola en capital del Califato Omeya dos siglos después. En el año 714, el culto de la basílica se dividió en dos partes: uno para culto musulmán y otro para el cristiano. Pero la convivencia entre ambos cultos fue agitada y en el 786 los musulmanes derribaron la basílica. Los materiales del derribo se emplearon para iniciar las obras de construcción, en ese mismo año, de lo que después se conocería como “la Mezquita de Córdoba”.

Para este arquitecto, "este edificio es único en el mundo, no hay nada igual y de esta categoría en ningún rincón de Europa. Pueden existir edificios más grandes, bellos..., pero ninguno con una riqueza arquitectónica como este. La construcción de la Mezquita estuvo bajo las órdenes del Emir Abderramán I y culminó en el año 788. Depués llegó Abderramán II con la ampliación en el año 833. Se amplió el oratorio para albergar a más fieles, debido al rápido crecimiento de habitantes en la ciudad. Esta obra la terminó el hijo del emir en el año 855. El octavo emir de Córdoba se convirtió en el primer califa en el año 929. Con el nombre de Abderramán III, ordenó la ampliación del patio manteniéndose intacto el oratorio y se derribó el alminar original, sustituyéndolo por uno nuevo", nos cuenta Ruiz.

Después llegó uno de los periodos más importantes del califato, porque Alhakén II mandó ampliar el oratorio al segundo día de su reinado. Ordenó construir cuatro lucernarios que proporcionaran cierta iluminación a la mezquita, dada su oscuridad. Quería expresa en él su poder, porque aquí recibía a grandes mandatarios de otros países, por este motivo construyó las tres cúpulas de la Maqsura, dando una imagen de grandeza a su reinado.

Al final del siglo X, Almanzor mandaría ampliar por tercera y última vez la mezquita de Córdoba, expandiéndose hacia el este, debido a que el río Guadalquivir impedía hacerlo hacia el sur. En esta intrevención se ampliaron el oratorio y el patio. Tras este periodo, llegó la reconquista. Esto hace que en la época cristiana, las distintas intervenciones realizadas, tuvieran en cuenta el edificio, integrándose en ella."La historia de la Mezquita de Córdoba sigue en 1236 cuando el rey Fernando III de Castilla tomó Córdoba y transformó la mezquita en catedral para el culto cristiano. Durante el siglo posterior, se erigieron varias capillas para el culto cristiano, pero fue en 1523 cuando se inició la construcción de la actual catedral con opiniones a favor y en contra del proyecto, que transformaría la arquitectura islámica enormemente. La controversia llegó hasta tal punto que tuvo que intervenir el emperador Carlos V para que se llevara a cabo la construcción de la catedral, algo que acabaría lamentando años después. El resultado de la obra es un híbrido entre mezquita y catedral. Lo que podemos contemplar actualmente es un testimonio vivo del paso de los siglos, las guerras, las religiones y los distintos estilos arquitectónicos en la ciudad", matiza Ruiz Cabrero.