El Museo Arqueológico acoge una estela “de guerrero” localizada en Belalcázar
La secretaria general de Patrimonio Cultural destaca la importancia de la pieza que “forma parte de las ‘estelas del suroeste’
Córdoba - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
La secretaria general de Patrimonio Cultural, Macarena O'Neill, junto a la delegada de Cultura, Cristina Casanueva, ha presentado en el Museo Arqueológico de Córdoba una estela localizada en Belalcázar, grabada con representaciones de guerreros y que pertenecería al conjunto de las estelas del suroeste, piezas fechadas entre la fase final de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
En palabras de la secretaria general de Patrimonio Cultural, “este tipo de estelas denominadas ‘estelas de guerrero’ se caracterizan por estar realizadas sobre un soporte pétreo y tener grabadas representaciones esquemáticas de guerreros rodeados de su armamento y sus objetos personales decorativos o de prestigio”. La técnica empleada para realizar las representaciones de estas estelas suele ser la del grabado mediante incisión, realizada con diferentes tipos de cinceles de bronce.
O’Neill ha destacado que “aunque la pieza no es única, sí es importante, pues forma parte de un conjunto que la historiografía conoce como ‘estelas del suroeste’, pertenecientes a la época del Bronce Final en el primer tercio del I milenio antes de Cristo, caracterizada por la consolidación de jefaturas guerreras en sociedades jerarquizadas social y políticamente”.
Esta pieza encontrada en Belalcázar es un fragmento de 38 x 25 centímetros, por lo que presenta un menor tamaño respecto a otras similares. Lo que se aprecia grabado en superficie es, aparte de una esquemática forma que recuerda una flecha, parte de una panoplia guerrera, concretamente un escudo circular, idéntico a los representados en otras estelas aparecidas en lugares cercanos, como las de El Viso, también custodiadas en el Museo Arqueológico.
La delegada de Cultura, Cristina Casanueva, ha explicado que “por su lugar de aparición, en el norte de la provincia, la estela se incluiría en el grupo ‘Valle del Guadiana-Zújar’, al que pertenecen también otra estela de Belalcázar y seis procedentes de El Viso”.
“Estas estelas aparecen en Córdoba además de en la zona norte, en el curso medio de Valle del Guadalquivir. En el Museo Arqueológico de Córdoba se conservan dos de este tipo procedentes de El Viso y la Estela de Ategua, más relacionada con el mundo mediterráneo oriental”, apunta Casanueva.
Estela de Belalcázar
El hallazgo tuvo lugar en la Finca El Trapero donde un pastor la localizó y lo puso en conocimiento de un vecino del municipio, estudiante de Arqueología que ha realizado su Trabajo de Fin de Grado sobre este tipo de estelas en la Universidad de Extremadura. Ambos pusieron el hallazgo en conocimiento de la Jefatura de Policía Local de Belalcázar que, como establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía, dio traslado la Delegación de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico.
El Arqueólogo de la Delegación de Cultura, ha visitado el lugar del hallazgo, verificando el interés de esta pieza arqueológica, que ha sido trasladada al Museo Arqueológico de Córdoba para su depósito y custodia.
Como ha explicado la secretaria general de Patrimonio Cultural, “los hallazgos casuales de piezas arqueológicas deben de ser entregados en museos provinciales fundamentalmente, ya que se trata de bienes de dominio público”, por lo que ha destacado “la función social de los museos como depósito e intérpretes de nuestra memoria y de nuestra identidad, por lo que es necesaria la implicación social en la salvaguarda del patrimonio y de la ley, pues son bienes de toda la comunidad”.
O’Neill ha agradecido a la persona responsable “el hecho de haber cumplido con su obligación legal y su compromiso cívico con la entrega de la pieza a la Junta de Andalucía que vela en por el patrimonio histórico”.
Otras estelas
Otras estelas se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional, una de El Viso; en el Museo de Badajoz, una de El Viso y otra de Belalcázar; en la Biblioteca de Villafranca, una encontrada cerca de Alcolea; formando parte del muro de la Torre de Garci Méndez en El Carpio; en el Museo de Montoro; y en fincas u otros lugares como Montemayor, Alcurrucen en Pedro Abad, Gualdalcázar, Espiel o Cerro Muriano.
Una característica común es que aparecen sin contexto arqueológico. O’Neill ha señalado que “la interpretación de estas singulares estelas sigue siendo, hoy día, una duda sin resolver por los arqueólogos”. Durante un tiempo su utilidad se relacionó con rituales funerarios, como tapadera de una tumba de incineración, aunque más recientemente se apunta la posibilidad de que su funcionalidad pudiera estar relacionada con una forma de señalizar un territorio determinado y sirvieran para indicar rutas comerciales, límites de un determinado territorio o espacios controlados por élites guerreras.
Suelen aparecer en territorios relacionados con vías de comunicación y control de las mismas, con un patrón de asentamiento de núcleos conectados a las vegas fértiles, bien defendibles, con especial interés en el control de vados y pasos, de gran importancia además como paso de ganado en los ciclos estacionales.