La construcción de la Plataforma Sureste en 2028, principal reto de El Cabril en su trigésimo aniversario

La central de residuos nucleares explica a los medios su actualidad y los proyectos de futuro. Durante 2021 dio 1,2 millones a Hornachuelos y 2,8 a otros municipios vecinos

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

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El paraje da para componer una égloga. Alcornoques, pinos, jaras, lentiscos y hasta un par de ciervos libres de preocupaciones subiendo y bajando pequeños cerros. Justo ahí, en el vasto término municipal de Hornachuelos, se encuentra desde 1992 la central de residuos nucleares de El Cabril. La única en España capaz de almacenar basura nuclear de baja y media actividad. Los primeros residuos radiactivos fueron introducidos de forma clandestina en 1961 en una mina de uranio en desuso y hasta 1975 no se recibió la primera supuesta autorización oficial para su manipulación. En El Cabril todo está perfectamente controlado y automatizado. Unas grúas mueven las cargas, a las que protegen gruesas capas de hormigón, y la seguridad del complejo -formada por unas treinta personas- impide que un extraño pueda dar un simple paseo por las hectáreas que lo forman sin que un vehículo se acerque a preguntarle que hace por allí. A cualquier hora del día.

Los medios convocados este jueves para conocer la actualidad del recinto escucharon primero las explicaciones y los datos recogidos en 2021 en boca de Eva Noguero, directora de la Central. Se recibieron 275 residuos radiactivos durante el año pasado. 231 de ellos de instalaciones nucleares, 43 instalaciones radiactivas y uno de una instalación no reglamentada que estaba contaminado de cesio. Un total de 2.388,99 metros cúbicos. El Cabril cuenta actualmente con unas plataformas norte y sur para residuos de baja actividad nuclear que está ocupado al 81 por ciento y otra plataforma este para la de muy baja actividad.

Durante 2021 el programa vigilancia radiológica ambiental tomó 1042 muestras que probaron el nulo impacto radiológico para el medio ambiente. Además, se llevaron a cabo 22 inspecciones: 10 por el consejo seguridad nuclear, 2 por el Euratom, 5 reglamentarias y 5 de otro tipo (como la destinada a la certificación AENOR).

El recinto, además, da riqueza. Necesita 117 trabajadores fijos de plantilla y 225 colaboradores (que en su inmensa mayoría son cordobeses: 90%). Por otra parte, solo en 2021, El Cabril le dio a los municipios vecinos 2, 8 millones y a Hornachuelos en concreto 1,2. En otro tipo de impuestos el montante fue de 8,1 millones mientras que el coste de la explotación ascendió a 11,4.

Es un complejo abierto al público. Desde el año de su apertura ha recibido ya a 123.000 visitantes, aunque la pandemia redujo la afluencia en 2021 a apenas 225 personas.

José Luis Navarro presidente de Enresa, fue el encargado de hablar a los medios de futuro. La principal obra que tienen en manos y cabeza los gerentes de El Cabril es la construcción de la Plataforma Sureste en el conocido como Cerro de los Pavillos. 27 nuevas celdas que supondrán la plasmación de las necesidades presupuestadas ya en 2006 y que, tras recibir los complejos permisos requeridos, esperan comenzar a construir en 2028. Serán destinadas para albergar residuos de muy baja actividad ante las exigencias cada vez mayores de seguridad medioambiental. Además, van a seguir un plan integral de medidas correctoras para la celda 29.

El horizonte temporal de El Cabril está fijado en 2050. El reto, mantener el nivel de excelencia que ha permitido vivir seguros y tranquilos sin un mínimo accidente durante 30 años. Para celebrar este aniversario, entre otras cosas, van a impulsar desde la dirección un seminario Internacional de Periodismo y Medio ambiente durante el 15 y 16 de septiembre con importantes figuras del mundo intelectual. Es un servicio público esencial para Córdoba, Andalucía y España porque, si no existiera, no podría haber por ejemplo unidades de medicina nuclear en nuestro país así como industrias, centro de investigación y centrales nucleares. Un lugar, pues, tan bucólico como imprescindible en pleno corazón de la provincia de Córdoba.