Roca Rey impone su dominio en Los Califas con tres Orejas

Los más de 10.000 asistentes corearon su nombre, conscientes de que su actuación había salvado la tarde

Roca Ley impone su dominio en Los Califas con tres Orejas

Fran Durán

Córdoba - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

En una tarde calurosa en la plaza de toros de Los Califas, los protagonistas del cartel eran Morante de la Puebla, Roca Rey y Juan Ortega. La expectativa era alta, con más de 10.000 aficionados llenando la plaza, ansiosos por ver a estas figuras del toreo en acción. Sin embargo, la jornada fue una mezcla de decepciones y triunfos inesperados. Morante, que venía con una temporada irregular, volvió a decepcionar.

Desde su primer toro, quedó claro que no estaba en su mejor forma. Apenas mostró algunos detalles con el capote y un destello con la muleta en su primer toro. En el segundo, la faena se convirtió en un desastre, sin estructura ni brillantez. El público, que alguna vez lo había aclamado, ahora lo abucheaba incluso cuando intentaba quites oportunos como director de lidia en el quinto toro. Morante, lejos de su antigua gloria, parecía un torero distinto, incapaz de conectar con los tendidos.

Morante

Morante

Juan Ortega, el torero que encarna la serenidad y el arte clásico, tampoco tuvo una tarde afortunada. Su lote, anovillado y manso, le dejó pocas oportunidades para lucirse. Ortega, conocido por su elegancia y temple, mostró chispazos de su talento, pero estos se vieron frustrados por la falta de bravura de sus toros. En su primer toro, apenas pudo esbozar algunos compases lucidos.

Ortega

Ortega

En el quinto, aunque comenzó con un toreo por abajo muy torero, no logró completar una faena redonda debido a la escasa colaboración del animal. Ortega, un artista que necesita materia prima adecuada para expresar su arte, se quedó con las ganas de ofrecer una tarde memorable.

La verdadera estrella de la jornada fue Roca Rey. En el primer toro de su lote, se encontró con un animal complicado, que no ofrecía muchas opciones. A pesar de ello, demostró su valentía y técnica, dejando claro por qué es una de las figuras más destacadas del toreo actual. Sin embargo, fue en el sexto toro donde Roca Ley desplegó toda su maestría.

Con dos tandas ajustadas, llevándose el toro por ambos lados, mostró un derroche de voluntad y técnica. La plaza vibraba con cada pase, y el espadazo final fue certero, asegurando las tres orejas que marcaron la diferencia en la tarde. El público, que inicialmente estaba frustrado por la falta de casta y presencia de los toros, encontró en Roca Rey la emoción que había ido a buscar. Su actuación fue un bálsamo en una tarde donde la calidad del ganado había dejado mucho que desear. Aunque la corrida en su conjunto fue pobre en términos de bravura y fuerza, Roca Ley logró llevar a los tendidos la emoción suficiente para salvar el espectáculo.

La plaza de toros de Los Califas, en Córdoba, se llenó con aficionados de Sevilla, Madrid, Málaga y otras partes de la provincia. Los bares de Ciudad Jardín, Vistalegre y El Tablero estaban repletos, reflejando la expectación que generan figuras como Roca Rey, Morante y Juan Ortega. Sin embargo, la decepción también estuvo presente, con críticas hacia la organización por la presentación y calidad de los toros. Roca Ley, al final de la corrida, fue llevado a hombros por la Puerta de Los Califas, un reconocimiento merecido a su esfuerzo y talento. Los más de 10.000 asistentes corearon su nombre, conscientes de que su actuación había salvado la tarde. Sin embargo, no se puede ignorar la sensación de fraude que dejó la falta de bravura en los toros.

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