Córdoba despide a Antonio Gala entre la solemnidad, el cariño y el respeto

Antonio Gala dejó ayer este mundo para entrar en la eternidad. Su sencilla capilla ardiente en la sede de la Fundación que lleva su nombre abría sus puertas a las diez de la mañana. Una bandera de Andalucía sobre una imagen con su rostro y uno de sus bastones sobre el féretro con sus restos en el antiguo Convento del Corpus Christi. Colas a la puerta y medios tratando de captar la imagen más certera. Su cuerpo, tras un acto en el que se leerá un poema, será incinerado para que después -atendiendo a su voluntad- sus cenizas sean colocadas en la propia Fundación junto a las de un ser querido que ya descansa ahí. El director de la Fundación Antonio Gala y sobrino del escritor, José María Gala agradecía el reconocimiento de los presentes y del mundo de la intelectualidad española. “Una figura inabarcable”. Así definió Francisco Moreno, el presidente de la Fundación Antonio Gala al autor que da su nombre y respaldo a esta institución. También los escritores Salvador Gutiérrez Solís, Antonio Agredano y Juan Eslava Galán explicaron quién fue Gala para las letras españolas, andaluzas y universales.

Dejó dicho Gala, siempre provocador, que al poder le ocurre como al nogal, que no deja crecer nada bajo su sombra. Sin embargo, las autoridades nacionales y regionales quisieron rendir su tributo al artista. En el precioso y discreto patio de la Fundación dieron sus condolencias el Alcalde José María Bellido, del presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre y de los consejeros de Universidad,José Carlos Gómez Villamandos y de Justicia, José Antonio Nieto.

Pero quizás el más valioso de los testimonios sea el de quienes conocieron al Gala persona y eterno. Eterno y cercano. Privado y público. Tales eran los casos de José Luis Calero y del escritor Miguel Domínguez, que improvisaban a las puertas de la Fundación una tertulia que orbitaba en torno al escritor. “La melancolía, como la tristeza, es un sentimiento que mancha. La alegría me parece el don donde nos encontramos”. Cerremos esta pieza con una frase de Antonio Gala que deja de legado una vitalidad a prueba de cánceres y una cosmovisión hermosa y única. Y cordobesa. Por voluntad propia.