El enigma de los numerosos animales representados en la Mezquita Catedral de Córdoba
Las figuras de animales siempre han ocupado un lugar importante en los templos, muchos de los cuales pasan inadvertidos a las miradas de los visitantes
Córdoba - Publicado el
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El mundo animal es la parte de la naturaleza más próxima al hombre. Este parentesco era especialmente visible para el pueblo hebreo, que vivía en contacto permanente con los animales. Por eso la Biblia utiliza con frecuencia el carácter de los animales para describir determinadas actitudes humanas. En las historias bíblicas, los animales son parte de la aventura; así, Noé rescata una pareja de cada especie en el relato del diluvio y el arca, o una burra clarividente salva a Balaán (Num 22, 22-35), o un pez convence a Jonás para volver al buen camino (Jon 2), o los cuervos alimentan a Elías (1 Re 17,6)…
A través de los animales de la Biblia se representa todo el drama de la salvación: división y rebelión, idolatría, puro /impuro, obediencia a la ley mosaica, penitencia, ofrendas y sacrificios. Los animales coronan el principio y el fin del relato bíblico: si la creación es desfigurada por la serpiente demoníaca, será salvada y transformada gracias al sacrificio del Cordero de Dios.
El simbolismo animal es una constante en el cristianismo, que ha sabido ilustrar los misterios de la fe a través de representaciones expresivas y cercanas a los fieles. El arte se ha hecho eco de este recurso, y lo ha explotado en el desarrollo de iconografías milenarias. Caso emblemático son los bestiarios medievales, fruto del empeño de los teólogos de buscar en la naturaleza, al igual que en la Sagrada Escritura, las verdades de la fe.
Surgen repertorios muy elaborados que consolidan simbolismos que serán representados profusamente por los artistas. Así, la paloma se asocia con el Espíritu Santo, el pavo real con la Resurrección. Tres de los evangelistas se representan con forma de animal: San Lucas con el toro, San Juan con el águila, y San Marcos con el León (San Mateo se identifica con la figura de un ángel)
En cuanto a los símbolos zoomórficos de Cristo, los más conocidos son el pez y el cordero. En cuanto al pez, de la palabra griega ikhtus (pez), los primeros cristianos extrajeron un acróstico místico: Iesus Khristos Theu Uios Soter (Jesucristo Hijo de Dios Salvador).
Más evidente es la referencia al cordero, ya que la muerte de Cristo en la cruz se ha identificado con el sacrificio del cordero pascual, sabiendo que la Pascua es el acontecimiento central de la religión judía, de cuyo seno surgió el cristianismo. Además, hay muchas referencias bíblicas que identifican a Cristo con el cordero: Isaías 53, 7 profetizaba sobre el cordero llevado al matadero, San Juan Bautista llamó a su primo Jesús “Cordero de Dios” (Jn 1, 29), el cordero que abre el Libro cerrado de los 7 sellos del Apocalipsis 5, 6, que aparece recostado sobre un libro.
Pero también se lo identifica con el carnero (el que se enreda con las zarzas en el relato del sacrificio de Isaac) o el pelícano, que se abría el pecho a picotazos para alimentar a sus crías con su sangre, al igual que Cristo derrama su sangre para salvarnos.
En época medieval también se desarrolla el bestiario de la Virgen. A pesar de que en las letanías (tomadas del Cantar de los Cantares) no aparece referencia a ningún animal, se relaciona con la abeja, que a la vez se asocia a la virginidad. Incluso había una leyenda que decía que las vírgenes se libraban de su picadura. Santa Brígida de Suecia desarrolla este símil comparando a la Virgen con una colmena en la que Cristo, abeja divina, se introduce para alimentarse de la miel de la Gracia. Menos conocidos son otras comparaciones de María con un elefante, una osa, una yegua, un pájaro…
Muchos animales simbolizan también los vicios y las virtudes. Ya hemos mencionado la virginidad, representada en la abeja, pero también en el castor o el armiño (que afirmaban prefería morir antes que manchar su pelaje); la justicia es representada por el avestruz, cuyas plumas son perfectamente iguales, y el camello es imagen de la humildad, ya que se tiende para cargar con los fardos. El gallo o la garza simbolizan la vigilancia, la golondrina la esperanza, la mantis religiosa la oración (por el modo en que levanta sus patas al cielo), el perro la fidelidad, la tortuga el pudor…
En cuanto a los vicios, el asno encarna la ignorancia, la pereza y la obstinación, la ardilla o el topo son símbolos de la avaricia, el cerdo de la gula, el zorro de la lujuria, el jabalí de la cólera, la pantera de la concupiscencia. Otros animales que encarnan el mal, que ya estaban presentes en la tradición judía son la lechuza, que prefiere las tinieblas, el cuervo que se alimenta de carroña, o el escorpión como emblema de la falsedad. Muchos de ellos son emblemas ambivalentes, que pueden tener significados opuestos.
También hay un bestiario de Satanás, bien representado con la cabra, el camaleón, el cocodrilo (que también simboliza la hipocresía), el erizo, el gato negro, el jabalí, el macho cabrío, el mono, el sapo, el murciélago, y por supuesto la serpiente, que engaña a Eva en el Paraíso.
La catedral de Córdoba, como cualquier templo cristiano, también está plagada de animales. Un recorrido por sus capillas o una mirada atenta a diversos detalles nos regala una fauna asombrosa. Incluso sin detenernos en los animales mitológicos, restringiéndonos solo a los reales, encontramos una población enorme. Sólo el coro necesitaría un capítulo aparte.
La catedral está poblada de palomas del Espíritu Santo, de corderos asociados a Cristo o a San Juan Bautista, de leones y águilas que pueblan muchos escudos… Mencionamos solo algunos ejemplos característicos o curiosos:
MUSEO DE SAN VICENTE
CAPILLA DE SAN SIMÓN Y SAN JUDAS
CAPILLA DE SAN AGUSTÍN
CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
CAPILLA DE SAN JUAN BAUTISTA
CAPILLA DE LA NATIVIDAD
CAPILLA DE SAN PABLO
CAPILLA DE SANTA TERESA
Ningún animal representado es meramente decorativo. Como sucede siempre en el arte cristiano, los detalles también tienen algo que decir, son portadores de un mensaje dirigido al ser humano.