Juan Manuel Laborda: “A los médicos voluntarios nos consideran magos. Van al mago blanco a que les cure”

El prestigioso oftalmólogo de La Arruzafa recopila sus vivencias en África en “Mira la luz”, un libro de memorias: “Ahora ves masáis con móviles, pero sin enchufe para cargarlos”

Toni Cruz González

Córdoba - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

      
      
             
      

El Doctor Juan Manuel Laborda ha publicado su libro de memorias “Angalia Mwanga” (“Mira la luz”, en swahili), que según ha explicado en COPE es una recopilación de todas las notificaciones que escribía durante sus treinta años de voluntariado oftalmológico en África.

Nos adelanta que “el swahili es fácil porque se pronuncia como se escribe. Como Hakuna Matata (“no te preocupes”), que se lo decíamos a los pacientes que atendíamos.

Laborda ha viajado por Tanzania, Madagascar, Benín y Guinea: “Hicimos también tres años en el Sáhara, pero no funcionó” y ha visto sobre todo “procesos infecciosos por falta de higiene. Vemos infecciones allí que aquí nos vemos. También atendemos a muchos miopes que no tiene acceso a gafas y casos de cataratas, que por el sol se producen más”.

Explica el Doctor que en África “sí hay una falta de desarrollo real todavía sobre todo en las zonas periféricas, en los montes y pueblos pequeños. En las montañas y en las selvas. Y no cambia. La única diferencia es que ahora ves a un masái con móvil y no tiene dónde cargarlo”.

Tras destacar que “a todos nos vendría muy bien pasar por allí y conocer aquello”, reconoce que “por supuesto” lo más emocionante es ayudar a pequeños: “Emociona pensar en ayudar a niños con cataratas congénitas que aquí se operan con meses y allí te los encuentras con tres o cuatro años ciegos y les operas y se manejan solos”.

Al principio, cuenta, “cuando operaba a un ciego y lo destapábamos esperábamos una reacción distinta. Si a un cordobés ciego le operas y le haces ver te baila una sardana y un catalán una sevillana. Y, sin embargo, allí cuando les destapábamos había silencio. Luego me explicaron que era porque nos consideran brujos, no médicos como tal. Somos los brujos blancos y ellos van al brujo blanco a que les cure. De ahí el respeto”.

      
             
      

Recuerda también “a un jefe masai que estaba ciego y le habían quitado el mando y asignado a un lazarillo. Al día siguiente de la cirugía le pegó un empujón al niño y se fue andando sin que le explicásemos los colirios que debía ponerse. Llegó al poblado y exigió el mando y todas las mujeres que le correspondían”.

Esas historias y muchas más, en “Angalia Mwanga” (“Mira la luz”)