La Mezquita-Catedral se prepara para la segunda fase de la desescalada
Se abrirá al turismo en un tercio de su aforo y la celebración del culto religioso se limitará al cincuenta por ciento de su capacidad
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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El Cabildo Catedral de Córdoba se encuentra inmerso en la preparación de la fase intermedia del plan de desescalada previsto por el Gobierno de España en el contexto de la pandemia del COVID-19. Esta segunda fase contempla la apertura turística a monumentos en un tercio de su aforo habitual y la celebración del culto religioso limitado al 50% de su capacidad. Por ello, la institución capitular está centrando sus esfuerzos en adoptar el conjunto de medidas y recomendaciones establecidas por las autoridades competentes en la materia, para así minimizar los riesgos que representa este virus para la salud pública.
Debemos recordar cómo el edificio se encuentra cerrado a la visita turística desde el pasado 13 de marzo, de manera previa a la entrada en vigor del estado de alarma. A pesar de esta circunstancia, y en el marco de la legalidad vigente, la actividad del Cabildo Catedral no ha cesado ni un solo momento. De este modo, durante este periodo, se han mantenido las celebraciones litúrgicas conforme a lo recogido en artículo 11 del Real Decreto de 14 de marzo y los diferentes departamentos profesionales que vertebran la entidad han continuado ejerciendo sus funciones, con predominio del trabajo telemático. Así, el desarrollo la actividad cultual ha supuesto la labor presencial del equipo de sacristía y música, a los que han sumado también el ejercicio de las funciones propias del área de seguridad y administración.
En lo que se refiere a mantenimiento del edificio, se ha prestado especial atención a la constante desinfección del edificio, encargándose de las labores de limpieza de diversas áreas como el Patio de los Naranjos, el crucero y sus cornisas, las arcadas o la capilla de la Inmaculada Concepción. Asimismo, se ha procedido a la limpieza de piezas de bronce y de elementos de orfebrería en plata, como es el caso de la gran lámpara que preside la capilla mayor. También se mantenido el habitual y constante mantenimiento de las cubiertas del edificio. Además, el equipo de mantenimiento ha efectuado diversas labores de limpieza y reparación en la Ermita de Nuestra Señora de la Salud.
La Catedral y su Cabildo han seguido vivos durante el confinamiento
Del mismo modo, el área de Comunicación ha recurrido a la vía telemática para el desempeño de su labor cotidiana. Se ha prestado especial énfasis a la utilización de las redes sociales y a la cobertura en la emisión de la eucaristía diaria. Coincidiendo con la celebración de la Semana Santa 2020, se ha emitido un programa de información cofrade que ha rescatado las retransmisiones de años anteriores y se ha puesto en marcha con éxito la iniciativa “Una vela por mi hermandad”, tanto en Twitter e Instagram como a través de una web creada a tales efectos. Por otra parte, ante la necesidad de permanecer en casa, se ha incentivado la participación de los ciudadanos a través de iniciativas como “Mi foto en la Mezquita-Catedral” o el concurso de dibujo escolar “Dibuja la Mezquita-Catedral”.
El Portavoz del Cabildo Catedral, José Juan Jiménez Güeto, explica que la Mezquita Catedral durante estos meses de confinamiento “no ha dejado de seguir viva, manteniendo el culto todos los días con la celebración de la Eucaristía presidida por nuestro Obispo, como se ha venido haciendo desde hace casi ocho siglos”. Además, “se han seguido llevando a cabo las tareas de mantenimiento y conservación. Este tiempo ha servido para ajustar algunos detalles y también el equipo de seguridad ha seguido cuidando y velando por la seguridad de este templo”. “La Catedral y su Cabildo han seguido trabajando y la Mezquita-Catedral sigue siendo el corazón de Córdoba”, apostilla José Juan Jiménez Güeto.
Aniversario de la Dedicación del Templo
La Catedral ha acogido en la mañana de hoy la solemnidad de la dedicación, que ha sido presidida por Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, y concelebrada por el deán-presidente y otros canónigos de la institución capitular. Con esta festividad, propia del calendario litúrgico cordobés desde el siglo XV, se conmemora aquella primera ceremonia de dedicación que tuvo lugar en el año 1146 y en la que intervino don Raimundo, arzobispo de Toledo, y el monarca Alfonso VII.
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