FESTIVAL DE GRANADA 2024

Apoteosis en la Alhambra con la Filarmónica de Viena en el Festival de Granada

El concierto, que había levantado gran expectación, cumplió con las previsiones de un espectáculo memorable

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Jorge de la Chica

Granada - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

La presencia de la Filarmónica de Viena en el Palacio de Carlos V estaba señalaba como el momento culminante del extraordinario Festival Intenacional de Música y Danza de Granada de 2024. Desde los primeros compases del Capricho español de Rimski-Kórskov, se puso de manifiesto que la fama de la orquesta austriaca corresponde a la realidad. Su sonido, la manera de trabajar los matices y las dinámicas o el sentido de ritmo, además de una forma de interpretar personalísima, son muestra de que el lugar de privilegio que ocupa en el pódium de la música mundial es una realidad incuestionable. Sus músicos son auténticos virtuosos. Por ejemplo, cuando era necesario tocar las castañuelas, el percusionista en lugar de aliviarse con el tradicional palo del que suelen colgarse, las ejecutó con la misma brillantez que lo hubiera hecho Lucero Tena, a la manera tradicional.

Contraste en el programa

Como contraste, interpretaron a continuación La isla de los muertos de Rajmaninov. Frente al timbre colorista y rítmico de la obra anterior, ahora llegaba el momento de ejecutar una creación de carácter fúnebre. Los profesores vieneses ya habían puesto de manifiesto que dominaban los pianísimos sin recurrir a las estridencias y en este caso, esa capacidad es imprescindible para sacar adelante esta partitura con la maestría que lo hicieron.

Evocación bohemia

Para la segunda parte programaron la Séptima de Dvorak, obra cargada de lirismo y evocaciones de los paisajes sonoros de bohemia. Los filarmónicos volvieron a derrochar su extraordinaria panoplia musical. Se podría escribir que su sonido es bellísimo, concreto, diáfano … Sin embargo, lo correcto sería decir que suena como la Filarmónica de Viena, con una personalidad extraordinaria, en el caso de su concierto granadino bajo la batuta de Lorenzo Viotti, del que se puede indicar que de manera acertada dejó fluir el sonido de la orquesta, subrayando aquellos matices que fueron necesarios.

Los filarmónicos de Viena deben volver pronto

El público, que siempre debe ocupar un papel relevante en este tipo de actividades, disfrutó de un concierto memorable, para el que incluso se habilitaron gradas tras el escenario, dada la expectación levantada. Sus insistentes aplausos fueron premiados con el bis de la Danza Húngara nº 1 de Brahms. Quedará en la memoria de los asistentes lo que se pudo presenciar esta jornada en la Alhambra. Ojalá no sucedieran como con la mítica presencia de la Filarmónica de Berlín en 1973, acontecimiento que quedó como un hito aislado. Cabría desear que ambas formaciones y otras como el Concertgebouw de Ámsterdam, que sí se ha prodigado más en la cita granadina, sean más asiduas de estas programaciones sinfónicas. Granada y su Festival, lo merecen.

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