Ovación para el Ballet de Hamburgo con el que ha concluido el ciclo de danza del Festival de Granada

En 2021 el Festival de Granada tuvo como lema El sueño de una noche de verano. Aquella edición era especialmente significativa, puesto que se desarrollada en el complejo escenario de una pandemia. El título estaba relacionado con esta circunstancia, pues en medio de la situación que se vivió, los espectáculos celebrados en este ciclo cultural tuvieron un carácter especial que enviaba un mensaje de optimismo y esperanza. Entre las compañías que se formaban parte del avance de la programación estaba el Ballet de Hamburgo que iba a representar la coreografía del mismo título, inspirada en la célebre obra de Shakespeare. Finalmente, las circunstancias sanitarias impidieron que la compañía pudiera actuar en el Teatro del Generalife. Dos años después ha sido posible y si para el festival granadino se trata de un acontecimiento emotivo, también debe de serlo para este ballet alemán cuya historia está muy ligada a la ciudad de la Alhambra, puesto que aquí tuvo lugar su primera actuación internacional de la mano de quien es su director actual, John Neumeier, que cumple medio siglo en este cargo. El estadounidense llegaba a la compañía en 1973 y su presencia en Granada tuvo lugar un 28 de junio de 1974.

Una creación vigente

Fue en 1977 cuando Neumeier creó su ballet El sueño de una noche de verano. Partía, como hemos escrito, de la obra del mismo título de Shakespeare, que es un clásico y da la sensación de que nació otro clásico con esta coreografía, puesto que permanece vigente al haber superado la barrera del tiempo manteniendo su atractivo. En el Generalife pudimos apreciar a una compañía muy solvente, de gran calidad, con una coordinación extraordinaria y con un cuerpo de bailarines con una técnica asombrosa y especialmente con una capacidad para transmitir su creación que conecta facilmentefacilidad con el público, como sucedía con el llamado grupo de artesanos, que encarnaba a la compañía teatral invitada a la boda en torno a la que gira el argumento y que no estaban exentos de una compleja comicidad.

Mendelssohn, Ligeti y un organillo ambulante

Sin duda que uno de los éxitos de esta versión de El sueño de una noche de verano, radica en su música. No es necesario destacar la popularidad de la partitura escrita con este título por Mendelssohn. La obra elegida de Ligeti, del que este año estamos celebrando el centenario de su nacimiento, ilustraba de forma adecuada el ambiente onírico de las hadas, personajes que tienen un protagonismo destacado en esta historia. Y para los artesanos un organillo móvil con música de carácter tradicional que sonaba desde el escenario, acompañada por percusiones que lo dotaban un aspecto muy atractivo. Aunque corramos el riesgo de ser reiterativos, en el Festival de Granada merece música en directo para sus ballets, siempre que sea posible, más allá de las dificultades que puede presentar un escenario al aire libre. El foso del Teatro del Generalife se hizo para ser usado y esa asignatura pendiente debe intentar resolverse.

Ovación prolongada

La representación se prolongó por espacio de más de dos horas. Así lo requiere la creación de Neumeier. Puede parecer un tiempo excesivo, máxime cuando el argumento no es sencillo por la intrincado de los relatos que va desarrollando, pero la belleza de cuanto sucedía en el escenario, hacía que no fuera necesario mirar el reloj. Se incluyó un acertado descanso que contribuyó al ritmo del espectáculo. Terminada la representación el público irrumpió en un sonoro aplauso y se dejaron oír los bravos en el patio de butacas, especialmente cuando John Neumeier subió a saludar a los espectadores.

Concluye así el ciclo de danza del Festival de este año que ha permitido disfrutar de grandes momentos, entre los que se encuentra esta actuación del Ballet de Hamburgo.