Un Martes Santo de esplendor cofrade entre el Realejo, el Zaidín, el Albaicín y Santa Ana

La historia de la Semana Santa de Granada se escribe con el trabajo de los hermanos cofrades que durante siglos se han esforzado y han superado todo tipo de adversidades. Actualmente se vive un momento de esplendor, probablemente sin paragón en los tiempos pretéritos. El Martes Santo volvió a poner de manifiesto que estamos disfrutando un presente difícil de imaginar hace unas décadas. Este año, además el tiempo atmosférico está colaborando para que se desarrollen unas jornadas con mucho público presenciando los cortejos.

Lanzada

El incremento de penitentes y mantillas, del que venimos escribiendo desde hace varias semanas, ha obligado a la Cofradía de la Lanzada a realizar nuevos hábitos penitenciales. La procesión de esta hermandad, contó con una amplia representación del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil, que como COPE Granada, es Hermano Mayor Honorario de esta corporación del Zaidín, que se está convirtiendo en uno de los barrios más cofrades de Granada. También figuraban entre las representaciones de Protección Civil que igualmente goza de la misma distinción y de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, tan ligada a esta asociación de fieles. A su llegada a la Basílica de la Virgen de las Angustias, se vivieron momentos de enorme emoción, como cuando al acercarse la Virgen de la Caridad a la puerta del templo de la Patrona, la Banda de San Sebastián de Padul interpretó Virgen de las Angustias de Luis Megías. La formación está dirigida con acierto por Víctor Manuel Ferrer, uno de los compositores españoles más reconocidos en España y el resto del mundo. Con el Señor iba la Banda de CC y TT de Jesús Despojado, que desarrolla toda su programación en Granada y dispone de un elenco con sobresaliente de solistas.

Humildad

Está próxima a su centenario la Cofradía de la Humildad, que encierra en las páginas de su historia una parte sustancial del Realejo cofrade Faltan tres años para la esperada efeméride. La lección de costalería de los hermanos que dirige Alberto Ortega, cabe ser calificada como elegante. También se debe alabar su esfuerzo por armonizar sus horarios los establecidos en el programa de la Federación. Cuidar a los hermanos de luz es algo que cada vez tiene más presentes los responsables de las procesiones de penitencia y en ello esta corporación es un ejemplo desde hace varios años. Escuchar a la Banda San Isidro de Armilla tras la Soledad de Santo Domingo es un ejemplo de conjunción y armonía cofrade. También merece ser destacada la actuación de la Agrupación Musical del Dulce Nombre, que toma su nombre del célebre Facundillo.

Vía Crucis

La Hermandad del Vía Crucis, continúa fiel a su estilo intimista y de hondas raíces granadinas. El rezo de la piadosa oración que le da nombre a la corporación y que tiene lugar en el final de su trayecto, agrupó las catorce estaciones de dos en dos. Las nuevas tecnologías facilitaron que pudiera ser rezado por todo el cortejo, mediante altavoces inalámbricos que permitían escuchar las oraciones que dirigía su consiliario el Rvdo. P. Manuel Gálvez. La música tras la Virgen de los Reyes volvió a estar a cargo de la Banda de los Ángeles, con un repertorio que por su solemnidad exige unas condiciones que cumple con sobrada calidad este grupo artístico dirigido por Manuel Elvira. La belleza plástica de las escenas que compone esta cofradía, resulta sobrecogedora.

Esperanza

Es difícil encontrar una dolorosa de vestir que supere en belleza a la Nuestra Señora de la Esperanza de Risueño. Tal vez en ella radique uno de los principales atractivos de su cofradía, en la que también está prendiendo con fuerza la devoción a Jesús del Gran Poder, acompañado por su propia Banda de CC y TT que debería prodigarse más en Granada. Es un clásico el acompañamiento musical de la Banda del Viso del Alcor, que lleva varias décadas tras el palio de manera justificada, como pudo escucharse ayer. Hay que destacar el cuerpo de cornetas, que cabe ser calificado como magistral. En el regreso a su templo afloraron emocionantes saetas, capaces de resonar en el amplio espacio de las plazas contiguas de Santa Ana y Plaza Nueva. El público se apostó en los lugares más insospechados durante todo su recorrido, especialmente en la salida de la procesión.