HISTORIA

Tres anécdotas de las relaciones entre el Ejército y la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén

Ginés Pérez y Fernando Olmos participaron en el ciclo Nuestro ayer más presente que nunca

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Jorge de la Chica

Granada - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Cuando en la década de los 80 del siglo pasado la División Guzmán el Bueno trasladó a Granada su Cuartel General, se estrecharon los lazos entre esta institución castrense y la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, conocida popularmente como "La Borriquilla". Figura clave en aquel proceso fue Ginés Pérez, militar de profesión y directivo de la corporación penitente. Este cofrade participó este domingo en la segunda sesión del ciclo Nuestro ayer más presente que nunca, que organiza la Hermandad de la Parroquia de San Andrés, en la que también estuvieron Fernando Olmos, otro veterano cofrade, que también fue ponente, y David Jiménez Muriel, como moderador, siendo presentados por el Hermano Mayor, José Antonio Gámiz.

En el transcurso de la charla se dieron a conocer algunas anécdotas que hacían referencia a la historia de las últimas décadas de la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Ginés Pérez recordó algunos hechos que sucedieron a raíz del nombramiento de la División Guzmán el Bueno como Hermano Mayor Honorario. El primero hacía referencia a la participación de soldados como costaleros en el paso del Señor.

Militares galleros como costaleros

Sucedió que siendo Antonio Medina Hermano Mayor, se quedaron sin costaleros para sacar el paso de su primer titular y le sugirieron a Ginés que intentara buscar entre los soldados algunos voluntario para cumplir esta labor. Su llamamiento tuvo respuesta, con una curiosidad y es que la mayoría de los que se prestaron a ejercer como costaleros eran gallegos y no sabían nada sobre el particular, por lo que hubo de instruirles. Pero no quedó ahí la cosa y es que fue nombrado capataz el mencionado Ginés Pérez que tampoco tenía experiencia en esta labor, por lo que todos tuvieron que realizar un curso acelerado a las órdenes de Miguel Civantos, entonces capataz del paso de la Virgen.

La experiencia para aquellos jóvenes hubo de ser satisfactoria. Al año siguiente, una vez cumplido el servicio militar, ya no estaban en Granada. Eran los tiempos de mili y habían vuelto a sus lugares de origen. Sin embargo, llegada la Semana Santa, aquellos jóvenes decidieron volver a Granada y presentarse de nuevo a Gines Pérez para volver a portar al Señor. La Cofradía se mostró muy agradecida, pero ya no hizo falta su concurso, puesto que se había organizado una cuadrilla de costaleros.

Bordar el manto por iniciativa militar

Mandaba por aquellos tiempos la División el General Enrique Martín Casaña. Cuando tuvo la oportunidad de contemplar el paso de la Virgen de la Paz, le llamó la atención que el manto no apareciera bordado. Entonces tuvo la iniciativa de proponer que los propios militares podían costear este tipo de aderezo. Se pensó incluso en un diseño en el que iba a figurar el escudo de la División, como uno de los motivos decorativos. A pesar de que las gestiones estaban ya bastante avanzadas, finalmente no se llevó a la práctica la iniciativa.

Convertir a San Andrés en Capilla Militar

Por aquellos tiempos la Parroquia de San Andrés, ya precisaba algunas intervenciones para su conservación. Una de las maneras de proteger el templo hubiera sido convertirlo en una capilla de los militares. Es cierto que la División ya disponía de un pequeño templo en el edificio que se conoce como Capitanía General, pero San Andrés ofrecía mayores posibilidades. La propuesta se hizo firme y se envió al Ministerio de Defensa, pero finalmente desde este organismo no dieron el permiso para desarrollar esta operación.

Un manto compartido

También Fernando Olmos aportó durante esta cita, algunas anécdotas de la historia de la Cofradía. Así por ejemplo, cuando se habló de los años en los que el paso de palio sustituyó su tradicional manto azul por uno rojo, fue debido a la iniciativa de una vecina del barrio que se encargó de costearlo. Lo que pocos sabrán es que aquel mismo manto lo llegó a lucir en su salida procesional la Virgen del Rosario.

Son historias que forman parte de la vida de una Hermandad que hace ya algún tiempo cumplió el siglo de su primera salida procesional, que siempre ha despertado una gran simpatía entre los granadinos y que se reserva el honor de ser cada año la que inaugure las procesiones organizadas por la Federación durante la Semana Santa.

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