MÁRTIRES DEL SIGLO XX (VIII)

Juan Bazaga Palacios fue párroco de Capileira y La Herradura

Su última parroquia fue destruida el 20 de julio y su martirio tuvo lugar el 30 de agosto

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Jorge de la Chica

Granada - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Juan Bazaga Palacios es uno de los dieciséis mártires del siglo XX en Granada que serán beatificados en próximo sábado 26 de febrero en la Catedral. Dieron su vida por la fe en el verano de 1936. Se trata de catorce sacerdotes, un seminarista y un laico de Acción Católica.

Nació el 8 de diciembre de 1904 en Benamargosa (Málaga). Estudió en el Seminario de Málaga y en el de San Dionisio de la Abadía del Sacromonte. Ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1929, sirvió las parroquias de Capileira y La Herradura. Fue un sacerdote muy virtuoso, inteligente y trabajador. En su última parroquia permaneció sólo durante unos meses, pues fue obligado a marcharse del pueblo. Durante esta estancia en la casa paterna escribió varias cartas a feligresas de La Herradura: No se me olvidan las pruebas de afecto que ayer recibí de parte de Uds. y de esos buenos católicos… ¡Quiera el Señor que mi estancia fuera de ésa sea corta!... Una cosa me preocupa sin cesar: el alma de los niños, cuyos corazones, como la cera, fructificarán el día de mañana, según la figura que hoy se les dé… Yo también tengo deseos de adorar al Santísimo Sacramento en ese bonito rincón y hacer la meditación con ese pequeño grupo.

Hizo un segundo intento de volver a su parroquia que no tuvo éxito. Escribía a comienzos de junio: ¡Quién iba a pensar que mi segunda llegada a ésa iba a ser tan corta y que todos nuestros planes se iban a desvanecer tan pronto! El Señor lo ha permitido, acatemos su santa voluntad. Asume el destierro y la persecución como voluntad divina que debe acatar, después de poner los medios para volver a estar entre sus fieles.

Martirio en Málaga

Murió el 11 de agosto de 1936 en “Rosal de la Fuente Santa”, Benemocarra (Málaga), junto al párroco de su pueblo, Francisco Gámez Fernández. La obligada separación de su parroquia de La Herradura ya es en sí una especie de martirio. El 20 de julio fue destruida la iglesia y las imágenes y saqueada la casa del párroco. La persecución que sufrió en La Herradura culminó con su muerte en Benamocarra. Tenía 31 años. Sus restos están en la cripta de la Catedral de Málaga, sin posibilidad de identificación, como ocurre con otros mártires malagueños, entre ellos los religiosos de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y Hermanos Maristas ya beatificados en 2013.

José María Polo Rejón es uno de los dieciséis mártires del siglo XX en Granada que serán beatificados en próximo sábado 26 de febrero en la Catedral. Dieron su vida por la fe en el verano de 1936. Se trata de catorce sacerdotes, un seminarista y un laico de Acción Católica.

Nació en Monachil el 28 de febrero de 1890. El padre era de La Zubia, la madre, de Cájar. A los 13 años su familia marcha a Granada y vive en Carrera del Darro, parroquia de San Pedro. Estudió en el Seminario de San Cecilio, siendo alumno externo, al menos al comienzo. Fue ordenado sacerdote el 21 de diciembre de 1918. Nombrado coadjutor residencial de Zujaira, después de Santa Catalina de Loja, sirvió también la comunidad de Río Frío. Fue párroco de Santa Cruz del Comercio, de Domingo Pérez y, finalmente, de Arenas del Rey, sirviendo también Játar.

Martirio en Arenas del Rey

Una prueba del ambiente que se respiraba en Arenas son las palabras del párroco al sacristán y también electricista del pueblo, joven padre de tres hijos pequeños: No vengas por la Iglesia, José… si me matan a mí, que al menos no se ensañen también contigo que eres un padre de familia y tienes que criar a tus hijos. El 6 de agosto unos milicianos llegan al pueblo y arrasan la iglesia, después van en busca del cura, que busca refugio en el corral vecino a la casa parroquial y allí es descubierto y fusilado. Su cadáver (o quizá sólo herido) es arrastrado a la puerta de la casa rectoral. Sus amigos lo habían animado a marcharse en dirección a Granada en los días anteriores, acompañándole ellos hasta después de Agrón, pero él se negó y decidió permanecer en su parroquia. Murió con 46 años. Su madre, anciana de 82 años, que presenció todo, murió dos días después del martirio: murió “del asesinato de su hijo”. ¡Gloria a las madres de tantos sacerdotes mártires! Los restos del Siervo de Dios están en el cementerio de Arenas del Rey sin identificar. Hay un recuerdo constante de su martirio: desde su muerte las procesiones de la parroquia cambiaron de recorrido y todas pasan por el lugar donde quedó su cadáver.

En el siguiente enlace disponen de un vídeo sobre este mártir granadino:

Mártires granadinos: Juan Bazaga palacios

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