Las Divinas Palabras con Ernesto Medina. Hoy: Acrobalia

Redacción COPE Jaén

Jaén - Publicado el - Actualizado

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Confieso que no tenía ni idea de dónde ha surgido la tendencia de denominar a las empresas con neologismos acabados en el sufijo “alia”. Como pretendo, en la medida de mis humildes posibilidades, mantenerme al tanto de lo que acontece a mi alrededor, siguiendo los sabios consejos de Violeta he “googleado” el asunto por Internet. A cuadros me he quedado al encontrar un artículo en el Heraldo de Aragón que remite a un origen latino. Sugiere el autor que son creaciones “ex novo” - más latín, ¡qué pasón! - procedentes de la desinencia de neutro plural de la tercera declinación “ia”, convertida en “lia”. Me he pasado toda una vida explicándoles a mis alumnos que el adjetivo “omnia”, profuso en los textos históricos latinos, había que traducirlo por “todas las cosas, todo” sin caer en la cuenta. Lo tenía delante sin verlo. Máxime cuando Antonio Herráiz, responsable de la explicación, remite a las “Saturnalia”, las fiestas que en diciembre se celebraban en honor de Saturno y que mutatis, mutandis rebus -que nos salga hoy el latín por las orejas- son el antecedente de la Navidad.

Sea como fuere, y por citar sólo algunos ejemplos, existe una empresa turística española Globalia, muy de moda porque le puede costar un disgusto familiar y político al presidente de Gobierno. También una cadena de televisión, Localia; Animalia, tienda de mascotas; Floralia, feria de flores; Navegalia, Juvenalia. Así hasta doscientas denominaciones que ha recogido el académico de la RAE José Antonio Pascual quien explica que el sufijo de marras evoca una gran estructura.

En Jaén, Picualia. Pero, sobre todo, ACROBALIA. Esos locos del deporte que por las tardes convocan en una nave adaptada del Polígono de los Olivares a una pléyade de niños que ansían saltar el potro, dar volteretas o hacer figuras acrobáticas. Antonio Cobos y Juan Vacas convirtieron lo que era un complemento de las clases de Educación Física en una actividad en la que los niños imploran a sus padres que los lleven. Allí pierden el miedo, moldean su cuerpo, averiguan sus límites, crecen integralmente como personas. En un ambiente en el que se respira buen rollo, cariño, hermandad.

Este fin de semana la familia que es Acrobalia ha subido a trescientos niños al escenario del Infanta Leonor. De cuatro años en adelante, con dificultades de aprendizaje unos, promesas otros de futuros talentos artísticos. “La Escuela” se llamaba la obra que han representado. Escuela de valores, de superación, de humanidad y compañerismo. Que sea por mucho tiempo, Acrobalia. Sois imprescindibles.

Palabras, divinas palabras