Jaén - Publicado el
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También yo he caído en el error. Sólo la consulta del diccionario de la Real Academia por el prurito de no meter la pata en una sección cuyo título, “palabras, divinas palabras”, exige extremar el cuidado en el uso del idioma me ha librado del desliz.
La semana pretérita leí en diversos periódicos digitales de nuestra ciudad la siguiente noticia: “en Jaén hay 617 alcorques vacíos en 128 calles”. El meritorio recuento de los trozos de tierra sin árbol lo ha efectuado Ecologistas en Acción. En mi navegación por la Red para ilustrarme sobre el tema he descubierto que “Jaén Merece Más” el 22 de agosto publicó en su página web que los alcorques vacíos eran 366 en 74 ubicaciones. Ilustraban el dato con fotografías de cada uno de los huecos. Trabajo encomiable que se quedó incompleto a la vista de las últimas cifras. Con el agravante añadido de que además de sacar a relucir el abandono arbóreo les corresponde, pues son parte del gobierno local, rellenar ipso facto estas oquedades.
Me gustó el vocablo “alcorque”. Intuí sinónimos: parterre, arriate. Había resuelto el asunto para el artículo de esta semana con el estudio etimológico de las palabras. Arriate o arriata -existen ambas formas- y alcorque proceden del árabe. Parterre, del francés. Pero el edificio se me vino abajo al leer las definiciones que proporciona la RAE.
Alcorque, hoyo que se hace al pie de las plantas para detener el agua en los riegos. Arriate, era estrecha y dispuesta para tener plantas de adorno junto a las paredes de los jardines y patios. Parterre, jardín o parte de él con césped, flores y anchos paseos. No servía ninguno. Ni siquiera alcorque, el utilizado con más frecuencia. Lo más aproximado es “cajete” que en Méjico designa el hueco u hoyo en la tierra que se utiliza para plantar. Se habrán percatado, dilectos oyentes, que se repite en las definiciones la palabra “hoyo”. Por más que a pesar de su remembranza gastronómica giennense –“un hoyo de pan y aceite”- hoyo pueda parecer vulgar, lo sustancial del caso es que sean hoyos u alcorques hay 617 pedazos de tierra viudos a la espera de un nuevo amor. Hasta el Ayuntamiento de Jaén, con su ruina económica encima, se puede dar el gustazo de plantar 617 árboles. Consideren los munícipes la simbología de plantar en invierno para que los árboles estén arraigados al llegar la primavera. A lo mejor se produce el milagro de que por simbiosis también les florecen las cuentas.
Palabras, divinas palabras.