CINE EN CASA

Crónica cinéfila de un confinamiento

Hoy en la edición confinada de Cinema Jaén, os recomendamos un par de películas: "Utoya. 22 de julio" y "Border"

Crónica cinéfila de un confinamiento

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Lunes 6. Un tanto obnubilado por un molesto dolor de cabeza, decido aventurarme con una película nórdica. En sesión matinal y sin más miramientos, tengo curiosidad por ver la Mejor película del Festival de Cannes 2018 dentro de la categoría Un Certain Regard:

“Border” (Ali Abbasi - Suecia - 2018).

“Déjame entrar” fue una de las mejores películas del fantástico en la pasada década. Se trataba de una producción sueca con los vampiros como excusa para hablar de la soledad en nuestras sociedades occidentales. El relato, una piedra preciosa surgida del mejor taller de orfebrería, había salido de la pluma de John Ajvide Lindqvist. Ahora, doce años después, aparece “Border” (Frontera), otra película sueca proveniente de este genial escritor y novelista.

La historia de “Border” resulta fascinante de principio a fin: Una funcionaria de aduanas que cree tener “un defecto cromosomático”, pasa toda su existencia aislada y sin apenas relaciones sociales. Pronto cambiará su vida cuando conoce a un tipo de idénticas características a las suyas.

El director de origen pakistaní, Ali Abbasi, juega con una idea muy sugerente: ¿realmente se pueden oler los sentimientos? A partir de ahí despliega ante nosotros una película de gran belleza formal, donde la mitología nórdica se entrelaza hábilmente con los cuentos de hadas. Todo envuelto en un magnético descenso a las profundidades de la naturaleza humana, justos allá donde nos encontramos con nuestros instintos más oscuros y primarios.

Función especialmente recomendable para todos aquellos que desean disfrutar de un cine original, con una trama medida en cuanto a la dosificación de las explicaciones y, sobre todo, con una puesta en escena y unos actores encomiables.

¿Soy deforme?

Cállate, eres perfecta.

Ahora vuelvo a caer en la certeza de que me quedan muchos días de confinamiento, como a Tina, la protagonista de “Border”.

Martes 7. Casi mejor no escarbar en las noticias. Hoy ha vuelto a repuntar el número de fallecidos por coronavirus en España. Por otro lado, la cita siempre consoladora con el cine resulta ineludible en este largo confinamiento. Ayer disfrute con “Border”. Hoy decido seguir probando suerte con el cine nórdico. Mi título es:

“Utoya. 22 de julio” (Erik Poppe - Noruega - 2018).

Pocas veces nos preguntamos para qué sirve una película. Sí, ya sé que hay tantas respuestas posibles como espectadores pero, aun así, nunca está de más aventurarse en una particular reflexión que, por íntima, no deja de ser menos oportuna.

El cine sirve para acercarnos la realidad.

Contemplas “Utoya. 22 de julio” y, sin previo aviso, tienes una entrada preferencial para asistir, con toda profusión de detalles, a una de las mayores masacres de estos últimos tiempos. Durante 72 minutos de metraje, filmados con la técnica del plano-secuencia, los mismos que necesitó un maldito asesino psicópata para acabar con la vida de 77 jóvenes noruegos, presencias en primera línea de tiro el martirio de unos inocentes que no podían dar crédito a tanta maldad reconcentrada. Todo escalofriante y todo aterrador. El director tiene la delicadeza de no mostrarnos al asesino en detalle, así como tampoco sus espantosos crímenes, pero en todo momento se respira en la cinta un ambiente enrarecido, insoportable ante la presencia del mal en estado puro.

Llegas al final del espectáculo completamente extenuado, sobrecogido por unas imágenes tan realistas como contundentes, preguntándote para qué ha servido la representación de tanto sinsentido y tanto sufrimiento. Luego, todavía sobrecogido por la matanza, pasan los créditos y lees: “La extrema derecha está creciendo cada vez más rápido en Europa y sus grupos terroristas siguen actuando.”

Curioso. Al parecer la extrema izquierda no crece y sus grupos terroristas no siguen actuando. Yo, ahí lo dejo... Venezuela.