ARTÍCULO DE OPINIÓN

La senda de la recuperación

Una vez más esta pandemia está poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción y de gestión, y, ante unas perspectivas tan inciertas, es necesario establecer una agenda de reformas

La senda de la recuperación

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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A estas alturas de este singular e infausto período, que se proyecta interminable, desde todas las instancias, tanto sociales, políticas y económicas, se especula por concretar la senda por dónde discurrirá la recuperación de la actividad económica. Es una tarea, por otra parte lógica, porque, en definitiva, en esta encrucijada en la que nos encontramos, todos aspiramos a que esa normalidad, tan proclamada, sea una realidad constatable que nos permita retomar, de una vez por todas, aquella naturalidad que ahora echamos de menos.

Sin embargo, todo parece indicar que esa meta no está, ni mucho menos, cerca, y que ese ansiado objetivo no tornará con la rapidez necesaria para restablecer algunos de los puentes rotos. Según el Presidente del Banco de España, el perfil de la mejoría económica que se viene registrando adolece de la pujanza suficiente para efectuar pronósticos demasiado optimistas. El ritmo es incipiente, incompleto y sujeto a una elevada incertidumbre y desigualdad lo que obliga a identificar qué sectores están restando fuerza motriz a la velocidad para que la actividad retorne, al menos, a los niveles anteriores.

No es necesario profundizar demasiado en el análisis de los datos para identificar a qué sectores nos estamos refiriendo que, efectivamente, están ligados al turismo, transporte, retail, automoción o las actividades de cultura y ocio, que podrían estar funcionando un 60% por debajo de su nivel de actividad previo a la crisis. En comparación, la producción en el resto de los sectores se situaría en el 95%, y, en algunos casos, como el sector primario, industria agroalimentaria, química o sanidad, la crisis habría sido superada gracias al reciente repunte. Por tanto, la caída del PIB del 18% en el segundo trimestre, estimado para el conjunto de la economía española,, según las previsiones de Funcas, refleja y confirma dos realidades muy diferentes. Por una parte, todo parece indicar que la industria peor parada será la del turismo que, no olvidemos representa el 12,5% del PIB, sobre todo después de la última decisión del gobierno del Reino Unido de imponer una cuarentena a los viajeros procedentes de España, lo que puede suponer un golpe crítico a este sector, a pesar de que se puedan instrumentar corredores aéreos con Baleares y Canarias; y, por otra, según los últimos datos sobre el pago con tarjetas, se observa que la cifra acumulada del pasado mes de Junio supera a la registrada en el pasado año, lo que confirmaría la mejoría de los sectores antes señalados.

En este escenario, según los datos estimados para este año por BBVA Research, la evolución del PIB rondará, para el conjunto del país, una caída del 11,50%, mientras que para Andalucía, Baleares, Cataluña y Las Islas Canarias, la cifra se eleva al 12%, precisamente por la incidencia que supondrá el detrimento de la industria turística y sus subsectores afines, más dependientes de ésa actividad, (hoteles, restaurantes, cafetería y discotecas).

Una vez más esta pandemia está poniendo a prueba nuestra capacidad de reacción y de gestión, y, ante unas perspectivas tan inciertas, es necesario establecer una agenda de reformas para impulsar proyectos innovadores y de futuro capaces de transformar nuestra economía, especialmente para reducir la dependencia del sector servicios en beneficio de la tecnología y de la digitalización. Para ello, las medidas económicas propias que se han implementado, que se verán engrosadas por lo recursos procedentes de los fondos europeos, pueden ser una excelente oportunidad si se orientan adecuadamente para lo que sería deseable que esa agenda pudiera conformarse con el consenso de los agentes sociales y partidos políticos, aunque mucho me temo que la realidad actual no transita por esa dirección.