OPINIÓN
Las Divinas Palabras de Ernesto Medina. Hoy: El tren a ninguna parte
"Me tildaron de exagerado y derrotista. Habían sacado los billetes, ida y vuelta, telemáticamente sin ningún problema. Mis presagios ominosos carecían de sentido"
Madrid - Publicado el - Actualizado
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“Tenéis más fe que Antoñete y más valor que El Guerra”. Ésas fueron mis palabras exactas a Culcas y la Dama de Cubero cuando me hubieron dicho que se iban “en tren” a pasar el fin de semana en Sevilla. Me tildaron de exagerado y derrotista. Habían sacado los billetes, ida y vuelta, telemáticamente sin ningún problema. Mis presagios ominosos carecían de sentido. “No es el viaje ideal, vagones incómodos y tarda mucho, pero no está mal. Además, tenemos descuento por la edad”. Les desee suerte y que se lo pasasen bien.
Me llamaron el viernes por la noche. Indignados. “Tienes que contarlo en la COPE. Que se entere todo el mundo. A los giennenses RENFE nos toma por el pito de un sereno. Malnacidos. Toma nota y no omitas nada”.
Me abstuve del obvio “ya os lo había advertido” y me dispuse a ser mero transcriptor de sus desdichas ferroviarias.
“Nos llevaron a Espeluy en autobús. Pero llegó quince minutos tarde. El tren con el que enlazábamos los viajeros a Sevilla y Cádiz no nos había esperado ¡para respetar los horarios! Hay que joderse con el argumento. Estuvimos tirados en el andén más de dos horas sin que nadie nos diera razón. La cantina -en Espeluy todavía se llama cantina- cerrada a cal y canto. Las farolas apagadas. Teníamos que alumbrarnos con las linternas de los móviles. Hubo quien propuso cortar las vías para protestar. Lo desechamos por estéril. Por allí no pasó ni una vagoneta. Al final, muy tarde, apareció otro autobús que fue dejando a los pasajeros en sus destinos. Un viaje insufrible ¡sin tren! Total, que llegamos a Sevilla a las tantas. La noche del viernes, arruinada. ¿Y sabes lo que nos dice RENFE? Que al día siguiente reclamemos la devolución del billete. Que lamentaban las molestias, pero había sido por causas ajenas a su voluntad. Una mierda de voluntad. Cuéntalo, por favor, cuéntalo. Estos despropósitos son el pan nuestro de cada día”.
Antes de las elecciones municipales de mayo, un prócer provincial presumía de las mejoras que Jaén disfrutaba en cuestiones ferroviarias gracias al Gobierno de España. Para quien ose de nuevo proclamar tamañas desvergüenzas propongo que sea atado a las vías del tren como sucedía en las películas de cine mudo. No se alarmen, dilectos oyentes, no soy partidario de la pena de muerte. Sería una condena larga, muy larga, casi perpetua hasta que por el llano de Las Infantas se escuche el silbido de una locomotora.
Palabras, divinas palabras