TRIBUNALES

Condenada por acosar a su expareja durante años: “Llegó a colocar un GPS en su coche”

La mujer se sentaba frente a la oficina de su expareja durante toda la jornada laboral y delante de sus compañeros pedía explicaciones acerca de sus relaciones con otras mujeres

Andrés G. Atienza

Málaga - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Cada día, una mujer de unos 50 años se sentaba en un banco frente a la oficina de su expareja. Allí permanecía vigilante entre las siete de la mañana y las tres de la tarde con el objetivo de controlar todos sus movimientos. A veces accedía a la oficina con la excusa de realizar alguna gestión y le pedía explicaciones acerca de sus relaciones con otras mujeres en presencia de los demás trabajadores y usuarios a los que llegó a decir que su expareja era un portador de un virus muy peligroso y lo acusaba de habérselo transmitido.

Cuando el hombre abandonaba su trabajo, la mujer se levantaba del banco y le seguía con un teléfono móvil en la mano en actitud de realizar una grabación. Incluso llegaba a controlarlo por GPS como cuenta en COPE Málaga, Oscar Puente, abogado del despacho Balms, desde donde han llevado la defensa de la víctima: “Llegó a colocar un GPS en su coche y le hacía seguimientos. La situación era bastante complicada para él”

ACOSO DURANTE AÑOS

Toda esta situación de control, vigilancia y hostigamiento de la mujer, según la sentencia, generó al hombre una situación de ansiedad e intranquilidad constante y le afectó a sus rutinas diaria e incluso dejó de hacer sus salidas en bicicleta por miedo a ser perseguido o de sufrir daño, así como a supervisar los bajos de su vehículo para comprobar la ausencia de dispositivos de control por parte de la mujer.

Según ha sabido COPE Málaga, esta situación se ha mantenido durante años: “Esa actitud de acoso le está afectando psicológicamente y de una manera muy grave”, señala el letrado.

CONDENA

Ahora, un juez la ha condenado a cuatro meses de multa a razón de diez euros diarios como autora de un delito de acoso y además se le impone la prohibición de aproximarse al afectado, a su domicilio, lugar de trabajo u otro que él frecuente a una distancia no inferior a 50 metros. Este era el principal objetivo de la defensa: “Eso era lo más importante para el cliente y para nosotros, que ella no se volviera a acercar y que el acoso finalmente acabara”. La mujer tampoco podrá comunicarse con él por cualquier medio por un tiempo de tres años.

Durante el juicio la mujer se excusó diciendo que permanecía durante horas en el banco frente a la oficina de su acosado porque allí tenía mejor wifi, aunque no se ha podido demostrar que en su domicilio no tuviera este servicio, según la sentencia.

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