medio ambiente
Desde atascos a inundaciones, el peligro de arrojar toallitas en el inodoro: “Equivalente a un edificio de diez pisos”
Numerosos ciudadanos siguen arrojando las toallitas al inodoro, una práctica con graves consecuencias
Sevilla - Publicado el
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Cada persona en España consume una media de 15 kilos de toallitas al año. Las toallitas son ya el tercer residuo más común en nuestros espacios naturales, sobre todo en ecosistemas marinos y acuáticos. Se han convertido en un grave problema no solo para la naturaleza, también para nuestro bolsillo. Porque todavía muchas de esas toallitas, demasiadas, terminan en el inodoro.
Lo confirma Francisco José Juan Rodríguez, Director de Sostenibilidad e Innovación de la Empresa de Saneamiento de aguas de Sevilla, quien señala que en la naturaleza, “las toallitas son complicadas de reciclar y además tardan años en desaparecer”, porque son necesarios hasta 100 años para degradarse.
Desde Emasesa reconocen que para paliar los problemas que provocan las toallitas llegan a gastar cinco millones de euros al año, cantidad que se destina a limpieza de cauces, averías, atascos puntuales, limpieza de colectores y retirada y tratamiento de los residuos que llegan a las depuradoras.
Y es que solo en 2023 se recogieron 755 toneladas de toallitas en Sevilla, el equivalente a un edificio de 10 pisos.
Las toallitas son un desafío porque son consideradas como un material no reciclable, debido a la complejidad de sus materiales de fabricación.
Al contacto con el agua las fibras de las toallitas se expanden y crean tapones y atascos en tuberías, o arquetas. Después, estos atascos pueden provocar estancamientos de agua, malos olores, posibles problemas de salubridad, inundaciones e incluso cortes de suministro de telefonía e internet.
Pero desde las administraciones recuerdan que las toallitas tienen la fama, pero no son lo único que acaba circulando por nuestra red de saneamiento por haber sido arrojado al inodoro.
Hay otros elementos peligrosos como compresas, tampones, bastoncillos, pañales, preservativos... que muchos ciudadanos también eliminan de manera incorrecta arrojándolos al váter. Incluso aceites usados, grasas, comidas en mal estado o medicamentos.
Todos son elementos que si se arrojan al inodoro generan problemas graves en la red de saneamiento.
En cuanto al bolsillo, del ciudadano, los problemas que generan esas toallitas también afectan a las comunidades de vecinos. Los avisos por desatascos de bajantes en edificios de viviendas ocasionados por las toallitas suelen costar de media 160 euros.
Qué hacer con las toallitas húmedas en casa y otros residuos habituales
- Las toallitas de celulosa usadas irán siempre al cubo de la basura. A pesar de que algunos fabricantes publiciten su producto como “toallitas de WC”, no deben arrojarse nunca al inodoro, sean del tipo que sean (para bebés, WC, desmaquillantes, limpiadoras…). Las toallitas, pese a incluir la etiqueta de biodegradables, no se degradan en el agua con la facilidad que lo hace la celulosa del papel higiénico.
- Medicamentos caducados, o envases de medicamentos: Depositarlos en una farmacia. Las principales entidades relacionadas con los medicamentos han creado SIGRE para gestionar los envases y restos de medicamentos de origen doméstico. Los medicamentos son contaminantes, por lo que no se deben echar a la basura.
- Aceite usado: Se puede utilizar como materia prima para producir jabón casero, con lo que se obtiene un doble beneficio, dar uso a un residuo potencialmente muy contaminante (el aceite usado de la cocina) y obtener un producto excelente para la limpieza doméstica y el aseo personal. La alternativa es depositarlo en los contenedores para aceite doméstico usado de los ayuntamientos. En todo caso, nunca hay que verterlo por el desagüe; el aceite contamina el agua.