Un agricultor de Zaragoza, entre lágrimas: “Jamás dejaré el campo”

Unos 50 agricultores se han concentrado a las puertas del Auditorio de Zaragoza para exigir unos precios justos, coincidiendo con el XXI Encuentro Nacional de Operadores de Cereal

Marta López

Zaragoza - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Unos 50 agricultores convocados por las organizaciones agrarias ARAGA, ASAJA, UAGA y UPA han llevado a cabo una sonora pitada esta mañana en la concentración que han protagonizado en la plaza Miguel Merino de la capital, para reclamar precios justos para el cereal. Concentración que ha coincidido con la celebración del XXI Encuentro Nacional de Operadores de Cereales que tiene lugar hoy en el Auditorio de Zaragoza.

Piden que las cotizaciones de los cereales, del trigo, la cebada o el maíz, se recuperen y cubran los costes de producción. Y es que desde principios de 2023 las cotizaciones del cereal han caido en picado hasta mínimos registrados hace 5 años.

Los agricultores llevan 10 días protestando. Aseguran que no pueden más, que les cuesta dinero trabajar. Este jueves les hemos preguntado a algunos de ellos si se plantean dejar el campo y dedicarse a otra cosa.

Miguel Abenia es agricultor en Quinto de Ebro, en Zaragoza. Cada semana contempla cómo el precio de su alfalfa baja, cómo se almacena el maíz o la cebada en las cooperativas mientras se sigue comprando fuera. El campo es su vida y no lo quiere abandonar. "No, jamás. Yo nací ahí y yo no me dejo nada. No, eso no... Hay que seguir. ¿Que si tengo relevo? No. Está mi hermano, es más joven. Seguiremos".

También quiere vivir de su trabajo José Ángel Lample, agricultor de Huesca. La burocracia le roba tiempo, los precios bajan y los gastos no paran de subir. No sabe si sus hijas podrán seguir con el negocio. "Lo que nos hace seguir en esto es que lo hemos hecho siempre, lo que nos gusta. Hemos estudiado para esto y queremos vivir de esto. Yo pude elegir otro trabajo, yo me quedé en la agricultura porque me gustaba. Tengo dos hijas, espero que las explotaciones sigan en pie para que ellas puedan elegir a lo que se quieren dedicar en un futuro".

En Huerrios, en Huesca, trabaja Antonio Castán, con su cereal y sus vacas. La Confederación Hidrográfica del Ebro no le deja ampliar su granja. Y de eso depende que su hijo pueda continuar. "En mi caso yo tengo un hijo. Si se quiere quedar en la explotación no va a ser posible si no podemos ampliar la granja, porque no hay suficiente actividad. Mi hijo me dice que no lo entiende. Cómo puede ser que una cosa que hemos estado haciendo desde hace un montón de años, que hemos cumplido todas las normativas y que todo ha funcionado bien... cómo puede ser que ahora estemos en un punto en el cual no podemos continuar hacia adelante. Si no podemos hacer la ampliación no se podrá quedar porque no hay rentabilidad económica en la explotación".

El relevo generacional. Ese que no llega. Cada vez se incorporan menos jóvenes al campo. Por eso nos llama la atención el rostro de Javier Duque. Tiene 25 años y está enamorado de su profesión. "Pues porque es mi pasión. Se ha dedicado mi padre toda la vida y pues yo lo he visto desde pequeño y al final pues es algo que me quiero dedicar aunque me cueste un gran esfuerzo. Y la verdad que aquí lo único que reivindicamos es trabajar y tampoco mucho más. Ahora mismo, ya casi no es rentable, pero es que encima arriesgamos mucho para el poco margen que nos puede llegar a quedar". Javier cultiva cereal en Fraella, en Los Monegros. A todos ellos les une una misma petición: quieren vivir del campo. Si les dejan.

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