FAMILIA OLÍMPICA

La llama olímpica prende en Avilés: "Haber estado en Barcelona 92 es algo inolvidable"

La gala de la Familia Olímpica Asturiana, que acoge este martes Avilés, revive los recuerdos de una generación de avilesinos que participaron en Juegos Olímpicos

Borja García

Oviedo - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

Todo el que vive el espíritu olímpico habla maravillas de lo que supone formar parte de unos Juegos Olímpicos. Los propios deportistas, los miembros de los equipos técnicos, los aficionados que acuden... Y también los voluntarios. Posiblemente son las figuras que más viven ese espíritu olímpico. Que quieren participar y que lo consiguen, de manera altruista y viviendo al máximo la experiencia. Una experiencia que luego recuerdan con el paso de los años. En la historia del olimpismo en Avilés también hay historias de voluntarios como Eugenia Mendoza, que estuvo presente en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Una cita que no se le va a olvidar ni aunque ya hayan pasado 32 años como recuerda en COPE Avilés: "Fue una cosa extraordinaria, una vivencia inolvidable". El Teatro Palacio Valdés de Avilés acoge este martes la gala de la Familia Olímpica Asturiana, con reconocimiento para los participantes asturianos en los Juegos de París y también para los asturianos que fueron olímpicos en la década de los 80.

Y es que historias como las de Eugenia Mendoza reflejan a la perfección lo que es el espíritu olímpico. Y más en una cita como la de Barcelona, con todo lo que significó en España en aquel entonces: "Fue maravilloso. Cuando llegamos a Barcelona, el ambiente que había en la ciudad... La decoración, los colores, la gente... Yo me quedé en casa de una voluntaria, de Elena. Íbamos de invitados a casas de otros voluntarios de Barcelona. Nos seguimos llevando muy bien y seguimos en contacto".

E.M.

Voluntarios avilesinos en Barcelona junto con algunos deportistas como Epi, Blanca Fernández Ochoa, José Luis Doreste y José Manuel Abascal, que fueron los últimos deportistas en portar la antorcha olímpica

Entre los recuerdos, por supuesto, las labores que le tocó realizar: "Me tocó en el puerto donde estaban los barcos hotel. Hacía labores de vigilancia. Con el detector de metales para que no pasaran objetos no permitidos. Pero tengo también un momento muy especial, que fue el ensayo de la ceremonia inaugural. Los voluntarios ahí en principio no pintábamos nada. Pero Asturias, a pesar de ser una región pequeña, coincidió que después de Cataluña éramos la comunidad autónoma con más voluntarios. Éramos 121. Y como premio nos ofrecieron participar en la ceremonia inaugural. Me tocó por ejemplo portar el estandarte de un país. Eran unas islas muy raras, no me acuerdo ni del nombre. Fue para mí un momento muy especial, porque me sentí como un deportista de verdad”.

E.M.

El estadio olímpico durante una de las pruebas de atletismo

Y eso que todo empezó, recuerda Eugenia, casi por casualidad: "El proceso fue largo. Desde que vi el anuncio y me apunté. Es una cosa que te apuntas porque lo ves y te llama la atención por vivir una experiencia nueva. Hacíamos actuaciones, íbamos de voluntarios a rallyes, competiciones de natación, de tenis, de tenis de mesa... A todas las pruebas deportivas que se hacían en Asturias, allá que íbamos. Sumabas puntos y con el que más tenía iba a Barcelona. El momento en el que me llegó a casa la carta que me seleccionaba para ir a Barcelona... Empecé a dar saltos por el pasillo como una loca y mi madre pensó que me había pasado algo gordo... Y algo gordo era".

Reconocimientos en la gala

La gala de la Familia Olímpica llegará con reconocimientos en muchos ámbitos y también para la figura de Antonio Rueda, que fue uno de los impulsores de los voluntarios y que falleció este año.