La Casa Malva de Gijón: así es el pionero centro para atender a las víctimas de violencia machista

Por este equipamiento pasan, cada año, unas 100 mujeres agredidas que recuperan "una vida plenamente autónoma" y en COPE, lo hemos conocido de la mano de su psicóloga, Noelia Bada

Marcos Martín

Asturias - Publicado el - Actualizado

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Fue un equipamiento pionero en 2007, cuando se inauguró, y hoy es el buque insignia de la lucha contra la violencia machista en Asturias. La Casa Malva, en Gijón, es un centro de atención integral a las víctimas de violencia de género, que cuenta con 30 pisos (10 de emergencia y 20 de larga estancia) y otras 12 viviendas tuteladas, para aquellas con más dificultades para organizarse de forma autónoma.

En la previa del 25-N, el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, COPE ha conocido el funcionamiento de este equipamiento de la mano de su psicóloga, Noelia Bada. Asegura que el objetivo es que las usuarias tengan una vida "lo más normal posible" dentro de las circunstancias por las que están pasando: "Tienen citas con los profesionales que estamos en el centro, pero hay mujeres que salen a su trabajo en el día a día, y los niños van al colegio", explica.

Un centenar de mujeres cada año

Y es que los niños -los hijos de las víctimas- son otro foco de atención de la Casa Malva, a través de un equipo específico para atender a los menores: "Lo hacemos a través de las madres, que ven sus capacidades marentales tocadas por la difícil situación que atraviesan y que tienen una sobrecarga importante", cuenta Noelia, que asegura que "intentamos que la madre recupere esas capacidades".

Por la Casa Malva pasan, cada año, unas 100 mujeres y unos 90 menores. El objetivo es que, durante su estancia, "la mujer reestructure su poder personal, se empodere, sea independiente y pueda tener una vida plenamente autónoma", ha explicado la psicóloga del centro. Añade, además, que trabajan cada caso "de manera individualizada", aunque "tenemos un proyecto de intervención general y las estancias suelen ser de unos seis meses".

"Cada caso es diferente, hay mujeres que solucionan la solución mucho antes; y otras, que tardan un poco más, somos flexibles", aclara.

Emocionalidad devastada

Las mujeres que llegan a la Casa Malva lo hacen derivadas por los profesionales que las atienden (de la salud, legales o servicios sociales). también a través del teléfono de emergencias del centro, que funciona las 24 horas de los 365 días del año. Lo suelen hacer "con una emocionalidad devastada, en una situación crítica, y generalmente de urgencia porque acaban de vivir el hecho violento y han salido de su casa", explica la psicóloga.

Una vez ingresan, comienza la atención: "Es importante comenzar la atención en ese mismo momento por esa emocionalidad tocada o, incluso, porque a nivel físico pueden traer secuelas".