¿Cómo se vive San Mateo desde el otro lado de la barra? Así lo ven los chiringuitos

Las fiestas de San Mateo no se entienden sin sus chiringuitos. En esta ocasión, son 37 las casetas que durante los últimos siete días han acogido a miles de personas y que, ahora, encaran el último fin de semana de fiestas. A pesar de la amenaza de la lluvia, todos esperan que los días restantes sean igual de buenos que los anteriores.

¿Pero cómo se vive San Mateo desde el otro lado de la barra? En COPE hemos hablado con camareros y responsables de esos chiringuitos para conocerlo de cerca. "Lo único difícil son los momentos de estrés, porque con el ambiente que hay y la música se hace todo muy ameno", explica Nacho, camarero de la caseta del Lopita. Unos momentos de agobio que se llevan mejor cuando el cliente no mete prisa. Jorge, propietario del Quemedas, ha destacado que "todo el mundo tiene paciencia, todo el mundo está de buen humor, y eso lo hace todo mucho más fácil y nos ayuda".

Uno de los aspectos más complicados para los hosteleros es el adaptarse a trabajar en el espacio reducido de una caseta. En el caso del Bombé, las dimensiones son de 4m x 4m. Nacho asegura que "es un poco complicado, aunque se hace divertido. Como hay tan poco espacio, tienes que saber jugar con tus compañeros, llevarte bien con ellos, y que te ayuden y te faciliten el trabajo". 

Y si algo es complicado en espacios reducidos, es cocinar. Muchas de las casetas ofrecen comida que preparan allí mismo. Elena es auxiliar de cocina en el chiringuito del Bambara y asegura que la clave está en la organización. "Nosotros tenemos un menú que es muy sencillo, pero que a la vez cubre mucho de lo que puede solicitar la gente. Lo tenemos muy organizado, muy limpio, con el stock de lo que vamos necesitando...", explica.

amenaza de lluvia

Según las previsiones, la lluvia estará presente en este último fin de semana de San Mateo, tanto el viernes como el sábado. Unas condiciones climatológicas que preocupan a los chiringuitos. Todos piden que esas previsiones no se cumplan, aunque confían en que "a la gente le gusta igual y, llueva o no llueva, vendrá".