SOCIEDAD

El tráfico ilegal de especies: el caso del perico caretirojo

Loro Parque Fundación lucha contra esta práctica ilegal responsable de poner en peligro de extinción a múltiples especies de nuestro planeta

Redacción COPE Tenerife

Tenerife - Publicado el - Actualizado

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El tráfico ilegal de especies es una de las grandes amenazas a las que se enfrenta la biodiversidad. Alrededor de 100 tigres, 30.000 elefantes y más de 1.000 rinocerontes son asesinados cada año para traficar con sus huesos, piel, colmillos y cuernos. Se trata de un negoció extremadamente lucrativo, que mueve miles de millones de euros cada año.

El tráfico de animales y plantas también daña a las personas. Además de ser un drama para la naturaleza, al esquilmar los recursos y empujar a miles de especies hacia la extinción, también lo es para las comunidades locales de los países de origen de estos productos ilegales, llegando a poner en peligro su desarrollo social y económico.

Esta problemática también afecta a numerosas especies de loros, pero con el compromiso y la colaboración de las instituciones es posible proteger a los animales de esta amenaza. Dos claros ejemplos de ello, son los del perico caretirrojo y el guacamayo verde mayor, en Ecuador con los cuales Loro Parque Fundación desarrolla proyectos de conservación.

En este sentido se manifestó en Herrera en Cope Canarias el director científico de Loro Parque Fundación, Rafael Zamora, que valoró el trabajo que se viene haciendo con el perico caretirrojo en Ecuador: “es un buen ejemplo para la lucha contra el tráfico ilegal y en este caso con una base científica”. “Pudimos reintroducir 59 ejemplares con éxito en la naturaleza en distintos momentos, lo que no es habitual”. Zamora explicó el proceso de reintroducción de esta especie en su hábitat natural y valoró la importancia de la educación: “nuestra campaña social con las comunidades locales y el haber conseguido detener a algunos capturadores de estos animales, el efecto ha sido tan poderoso que no se han encontrado caretirojos en los mercados locales”.

Este proyecto se desarrolla conjuntamente con la Fundación Jocotoco y se divide en distintas fases: en primer lugar, retirar del mercado ilegal los loros capturados para reintroducirlos en el medio silvestre; a continuación, se inicia un periodo de preadaptación en el que enseñarles de nuevo a comer frutos naturales y a recuperar su condición física y en el que pudieran estar en contacto con las aves del exterior, y, por último, liberar a los ejemplares para que vuelen en libertad junto a sus congéneres. “No todos los loros se pueden reintroducir, hay que hacerles un análisis de personalidad, entrenarlos contra depredadores, hay que entrenarlos y enseñarles que el humano puede ser una amenaza”, destacó Zamora y aseguró con orgullo que su sistema triunfa también en otras zonas: “hemos demostrado que funciona como el guacamayo de lear en Brasil, donde hay ejemplares que han nacido en cautividad en Tenerife y ahora vuelan libres en la selva de Brasil”.

Los avances obtenidos en los últimos años han sido tan grandes y su impacto en las poblaciones locales ha sido tal que, en el caso del perico caretoirrojo, la policía y los agentes medioambientales ya no están encontrando la especie en los mercados.

La colaboración entre las entidades zoológicas locales, los veterinarios y las comunidades ha permitido que, gracias al conocimiento científico y al soporte técnico y financiero de Loro Parque Fundación, se haya logrado combatir exitosamente el tráfico de estos animales.

El director científico de Loro Parque advirtió del peligro que supone para los animales el tráfico ilegal y la importancia de combatir esta lacra apoyándose en los conocimientos científicos: “solo de aves hablamos de un millón y medio de ejemplares que se extraen para el tráfico ilegal”. “Hay zonas donde hay un descontrol absoluto por desconocimiento, por eso la formación de las poblaciones es muy importante. Es un trabajo de fondo donde la ciencia tiene mucho que decir”.