MEDIOAMBIENTE

La acidificación de los océanos: una amenaza para los crustáceos en Canarias

Una nueva campaña de estudio de los océanos en el archipiélago canario buscará datos sobre el calentamiento global

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPG) y la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) iniciarán esta semana una nueva campaña de estudio de series temporales en el Atlántico Este al norte de la islas para obtener datos sobre ciertas variables de calentamiento global en los océanos.

De esta forma, se renovarán una serie de fondeos y trampas de sedimento y correntímetro en la denominada Estación Europea de Series Temporales Oceánicas de Canarias (ESTOC), estructuras que permitirán estudiar valores de acidificación de los océanos en esta parte del globo, así como cuestiones relacionadas con la biología y la química parámetros de análisis todos ellos del calentamiento global o del oxígeno en agua.

La importancia de renovar estos fondeos reside en que contribuirá al sistema europeo de observación oceánica de la columna de agua, del carbono y también a la monitorización de elementos de biodiversidad como el plancton, ha explicado este lunes en rueda de prensa el responsable del observatorio de Plocan, Eric Delory.

Esta estación de observación oceánica se encuentra a 60 millas náuticas -unos 100 kilómetros- al norte de Gran Canaria y lleva operativa desde 1991, cuando un grupo de investigadores alemanes pusieron los primeros fondeos y trampas de sedimento, estudio que ahora se verá renovado.

Según ha detallado el catedrático de Ecología de la ULPGC y responsable del grupo de Oceanografía Biológica, Javier Arístegui, las trampas recogen, como su nombre indica, esos sedimentos que caen desde la superficie del océano hasta el fondo, lo que se conoce como "nieve marina", esto es, "todo el exceso de la producción primaria que no se respira en la superficie y va cayendo".

Su importancia, ha destacado, tiene que ver con la capacidad de "secuestrar carbono por medio del océano y que quede ahí almacenado por miles de años si llega a profundidades superiores a los 1.000 metros".

"Queremos ver cómo son estos flujos de carbono, qué organismos son los responsables, y cuál es su variabilidad estacional y su variabilidad anual", ha resumido Arístegui.

Además de estas trampas, también se instalarán una serie de cámaras en los robots submarinos que tiene Plocan para hacer estudios de navegación hacia la estación ESTOC y donde irán registrando el flujo de partículas que se van hundiendo, con la intención de instalar en un futuro otra de estas cámaras también en el fondeo.

Sobre los resultados que se han obtenido hasta la fecha, Arístegui ha resaltado que el fondeo de Canarias, respecto a otro hecho en la zona de Cabo Blanco (Mauritania), muestra una variabilidad más grande a nivel estacional e interanual, ya que se ve muy influenciada por el afloramiento africano y el transporte de partículas desde el continente al estar muy próximo a las islas.

"Canarias está en un punto neurálgico para poder estudiar estos cambios que con el calentamiento global se están acentuando muchísimo", ha rematado.

La acidificación oceánica sube un 13 %

Por su parte, el catedrático de Química Marina de la ULPGC, Melchor González Dávila, ha informado de que, según lo que han podido observar en los últimos 25 años, las aguas atlánticas superficiales se han acidificado un 13 %, "un valor bastante importante porque significa que las condiciones de carbonización de los organismos se pueden ver afectadas".

González Dávila ha comentado que la acidificación, a través del pH, controla todos los procesos del medio marino, desde los equilibrios de cómo se desplazan los índices según el pH hasta cómo varían las condiciones de vida de los organismos marinos.

Entre un 25 y un 30 % de las 40.000 millones de toneladas de dióxido de carbono que emite el mundo cada año entra en los océanos actualmente, lo que hace que el pH disminuya y que, por tanto, aumente la acidificación.

Ello genera problemas, entre otros, en la formación de carbonato cálcico, que es la base de los caparazones de los crustáceos y de otros elementos menores de la cadena trófica, pero también en los equilibrios del ecosistema marino o en la persistencia de elementos vitales para la vida humana, como es el hierro.

"El utilizar trampas de sedimentos y todas esas cámaras y ver cómo se van los organismos adaptando a un cambio a otras condiciones es vital", ha asegurado el catedrático de Química Marina, que ha agregado que técnicas como esta de secuestro del dióxido de carbono son importantes "para que el sistema tienda a volver a sus condiciones iniciales" tras el calentamiento global acelerado de los últimos 150 años.

"(Los crustáceos) pueden desaparecer; todos los organismos están sometidos a un estrés, y si este está producido por la actividad humana, todo dependerá de la velocidad a la que estamos incrementando ese dióxido de carbono", ha concluido el investigador.