VIVIENDA

Denuncian acoso a inquilinos para convertir su vivienda en alquiler vacacional

Es el caso de Matilde y Braulio, dos personas trabajadoras con hijos, que no encuentran una vivienda asequible para vivir porque los propietarios prefieren un alquiler vacacional

Carla Larrabeiti

Gran Canaria - Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Vivir en los principales núcleos poblacionales se está convirtiendo en una misión imposible para muchos canarios. La falta de vivienda y el incremento en el precio de los inmuebles es uno de los principales problemas que estamos teniendo en nuestro archipiélago.

Hoy en Herrera en COPE Gran Canaria hemos querido conocer dos historias de personas que tienen mucha dificultad para encontrar piso en Gran Canaria. Matilde es madre soltera de un niño de nueve años y actualmente vive en régimen de alquiler en el ático de una casa terrera en Lomo Los Frailes.

Actualmente, está pagando una mensualidad de 500 euros por mes a su casera, de 80 años, que vive bajo su piso. Lo curioso de esta historia es que tiene muy mala relación con esta señora hasta el punto de que Matilde la ha denunciado por vejaciones y agresiones.

Matilde nos ha contado en nuestros micrófonos que su casera todos los meses quiere que le pague en mano y le hace los recibos a mano. "Cada vez que voy a pagarle me insulta, recibo vejaciones, humillaciones…”

Quiere que me marche, me dice que le debo varios meses de alquiler y ha intentado engañarme, diciendo que falsifique uno de esos recibos. Por suerte yo tengo todos los recibos que ella me ha hecho en mano y además me he dedicado a grabar ese intercambio de dinero en vídeo y en audio el momento. Se puede escuchar en audio y en el video todos los insultos que recibo”, añade.

Cuenta que ella denunció a esta señora y que ni siquiera se presentó en el juicio que se celebró este lunes. Cuando pidió explicaciones al juez “poco más que me dijo que con la edad que tiene no le iba a pasar nada, entonces yo tengo que estar todos los meses aguantando que me humille y me intente agredir cada vez que le intento pagar”.

Matilde lo único que solicita es un número de cuenta para no tener que volver a cruzarse con su casera. “Ella quiere todo en mano, por eso, cuando me pasa los recibos de agua y luz, que pagamos a media, por lo que yo le he exigido que me haga una copia y me firme esos recibos para que quede constancia”.

“Mi casera quiere que me vaya”

Su hijo de 9 años está sufriendo y en tratamiento psicólogo porque “ha escuchado a la casera diciendo que por la noche entran hombres en casa. Tiene miedo que esto se cumpla, por lo tanto, tiene terror nocturno, además de que no hace ruido en casa porque tiene miedo de molestar a su vecina".

Matilde también está recibiendo ayuda psicológica y se siente encarcelada en su propia casa. Dice que ha llegado a la conclusión de que esta señora les está haciendo la vida imposible para que se marchen y pueda alquilar su vivienda por un precio mayor al que lo alquila, porque en comparación con el resto de inmuebles de la zona es barato.

Relata que no puede más con esta situación y que lleva meses intentando buscar otro alojamiento, pero que es totalmente imposible. Cuenta que a pesar de sus esfuerzos no encuentra ningún piso que no bajan de 700 euros y además le piden una serie de requisitos: "solvencia demostrable, tres nóminas, estabilidad económica con nómina avalista mediante de contrato de trabajo fijo al menos de dos años, con ingresos netos de 1.400 euros y mínimo que sean dos ingresos en la vivienda”.

“Evidentemente, familias como yo, en mi caso vulnerable, solo entra un ingreso. O sea, que las madres solteras no tenemos derecho a una vivienda, porque piden mínimo dos nóminas, a pesar de que tenga un avalista”.

Braulio se ha tenido que mover de la costa al campo

Lo mismo le pasa a Braulio, divorciado con custodia compartida de sus hijos que son universitarios, tampoco tiene dos ingresos. Hasta hace unos meses vivía en San Bartolomé de Tirajana en un apartamento cerca de San Fernando en régimen de alquiler. Pagaba 550 euros por mes y en algunas ocasiones incluso pagaba por adelantado dos o tres meses para poder asegurarse este inmueble.

Hace unos meses su casero le dijo que ya no le iba a renovar porque quería poner su vivienda en alquiler vacacional, porque quería ganar más dinero. A Braulio no le quedó más remedio que buscar otro alojamiento y ahí empezó la misión imposible.

En COPE Gran Canaria cuenta que cuando tuvo que dejar su vivienda en octubre de 2023, una amiga suya le tendió la mano y le invitó a compartir gastos y piso hasta que encontrara algo porque su inmueble era lo suficientemente grande para vivir los dos.

Braulio accedió y estuvo viviendo con ella sin ningún problema, hasta que el casero se enteró y empezó a hacerles la vida imposible. “A este señor de 80 años le molestó que yo me instalara aquí. Me llamaba okupa, me intentaba agredir, me insultaba e incluso llegó a amenazarme con un martillo. Estaba muy molesto con mi amiga con la que tenía broncas a todas horas”.

La situación se volvió tan insostenible que a final no les renovó el contrato porque aseguraba que necesitaba la vivienda. “Al final he tenido que buscar alternativas y me volví loco. Era imposible encontrar algo asequible para mis hijos cuando me toca la custodia compartida y para mí. Llevo desde octubre intentando encontrar algo y ayer por fin me respondieron”, expone.

Braulio también coincide con Matilde con que todo está carísimo, que le ha llevado muchos meses buscar una alternativa porque las viviendas que hay disponibles les piden vales, nóminas superiores de 1.400 euros, con contratos de trabajo superiores a dos años, etc.

Afortunadamente, después de tanto buscar, ha encontrado una vivienda en el Dragonal, en Santa Brígida, y va a poder respirar tranquilo. Cuenta que ha conseguido este inmueble con mucho esfuerzo, ya que cuando terminaba de trabajar salía a caminar o usando su vehículo buscando algún anuncio.