SOCIEDAD

Hidrófonos e inteligencia artificial para luchar contra la contaminación acústica marina

Loro Parque Fundación lidera el proyecto SonMAR junto con la Universidad de La Laguna y la colaboración de Altantic Eco Diving para obtener información sobre el ambiente acústico

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El proyecto SonMAR estudia el paisaje sonoro submarino de la franja de Teno gracias a Loro Parque

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Los paisajes sonoros submarinos son el conjunto de sonidos característicos de un ecosistema concreto. Los ecosistemas de Canarias tienen sus propios paisajes sonoros submarinos que, en la actualidad, son absolutamente desconocidos. Sin embargo, pueden ser una herramienta para monitorizar la degradación o regeneración de los fondos del archipiélago. El desarrollo de los sistemas de monitorización acústicos puede ir más allá y convertirse en detectores de presencia de especies clave para los ecosistemas.

El subproyecto SonMAR (desarrollado dentro del proyecto CanBIO) se fundamenta en el desarrollo de un sistema acústico submarino inteligente por el Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de La Laguna, que se fundamenta en el trabajo realizado por prototipos durante más de 15 años en Orca Ocean. Este sistema, actualmente en la versión MASE II, ya es capaz de incorporar inteligencia artificial y enviar informes en tiempo real al centro de control.

Como experiencia piloto, se colocaron hidrófonos durante dos meses en la franja Teno-Rasca en la isla de Tenerife. El proyecto, liderado por el director de Loro Parque Fundación, Javier Almunia, con la Universidad de La Laguna y la colaboración de Altantic Eco Diving, pretende medir la salud de los ecosistemas marinos y establecer una referencia inicial para detectar cambios en la conservación de estos lugares.

En declaraciones en Herrera en Cope Canarias, tanto Javier Almunia como el profesor e investigador de la ULL, Fernando Rosa, destacaron los grandes avances que se pueden conseguir con estos estudios. “Los resultados son prometedores, tenemos muchas posibilidades de obtener información de zonas de protección marina de Canarias. Ahora hay que analizar si el sonido que se ha grabado se puede convertir en indicadores y conocimiento sobre la biodiversidad de la zona”, destacó Almunia.

Fernando Rosa alertó de que “toda la actividad del hombre con las máquinas y la cantidad de energía que metemos dentro del mar afecta bastante y queremos saber más de cómo funciona tanto la vida natural como la artificial que nosotros metemos dentro del mar”.

Primero la Ciencia

La importancia de este proyecto para proteger los ecosistemas marinos es crucial ya que, a partir de los datos que se obtengan, se podrán proponer los pasos políticos a seguir para la correcta protección de las zonas. En este sentido Almunia comentó que “hace falta la información y el conocimiento científico para proteger la zona. Hay un paso que todavía es más complicado que es saber cómo afecta a los animales que viven ahí, se ha trabajado mucho con cetáceos, pero poco en cómo el ruido afecta al resto de organismos del ecosistema marino y cuando se sepa, es cuando empieza la parte política de limitar la emisión de sonido por actividades humanas para poder garantizar que los animales estén en una situación adecuada pero, primero, necesitamos la ciencia".

El investigador de la ULL también quiso poner el foco de atención en la importancia de no contaminar acústicamente el medio marino ya que según destacó es muy importante el sonido ya que, en el mar, “no hay tanta posibilidad de ver y si interferimos, puede haber un efecto pernicioso de pérdida de biodiversidad, es un problema y hay que estudiarlo”. Para el procesado de la señal se utilizan múltiples técnicas, y como comentó Rosa “ha aparecido la inteligencia artificial que ayuda muchísimo. Hay que estudiar mucha matemática y trabajar mucho”.

Últimos estudios han desvelado que el 50% de la basura marina es plástico, pero según los científicos la contaminación acústica es “más inquietante” ya que no se ve y por ello es necesario conocer la dimensión del problema. No obstante, el director de Loro Parque Fundación quiso terminar con un mensaje esperanzador: “desde el momento en que se deja de emitir o se limita el ruido el impacto deja de existir al contrario que el plástico que tarda años en degradarse”.

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