La impotencia de Salvamento Marítimo en El Hierro: "Fue imposible evitar que algunos se ahogaran"

El Hierro se ha convertido en el escenario de una nueva tragedia migratoria. Un cayuco con más de 60 personas a bordo volcó este fin de semana frente a las costas de la isla, dejando un saldo devastador de nueve fallecidos y 54 personas desaparecidas. Solo cinco migrantes pudieron ser rescatados con vida y trasladados al Hospital Insular, de los cuales dos han recibido ya el alta, mientras que los otros tres siguen en observación.

El accidente ocurrió cuando el cayuco se desestabilizó al intentar acercarse a las embarcaciones de Salvamento Marítimo. Según Ismael Furió, delegado de la Confederación General del Trabajo en Salvamento Marítimo, la desesperación de las personas a bordo por ser rescatadas fue uno de los factores que provocó el naufragio. “El movimiento de los migrantes al vernos llegar hizo que la embarcación zozobrara. Muchos ya no tenían fuerzas para mantenerse a flote cuando caímos al agua y, aunque lanzamos salvavidas, fue imposible evitar que algunos se ahogaran”, relata Furió.

Tras el incidente, la Guardia Civil y las autoridades locales instalaron una carpa frigorífica en el puerto de La Estaca ante la posibilidad de que se recuperen más cuerpos en las próximas horas. Las labores de búsqueda continúan, pero las expectativas de encontrar a alguien con vida se desvanecen a medida que pasan los días.

Esta tragedia pone en evidencia, una vez más, las deficiencias en la gestión de la crisis migratoria en Canarias, donde el flujo constante de embarcaciones sobrecargadas y sin condiciones de seguridad ha sobrepasado la capacidad de respuesta de las autoridades. Ismael Furió critica la falta de recursos y la saturación de los equipos de rescate: “Nos enfrentamos a una situación insostenible con jornadas maratonianas que nos llevan al límite. No es razonable ni seguro, ni para nosotros, ni para las personas que intentamos salvar”.

Con esta última tragedia, El Hierro se suma a la lista de puntos críticos de la ruta migratoria atlántica, donde decenas de vidas se pierden cada año en un mar que se ha convertido en un cementerio para quienes buscan un futuro mejor.