sociedad

La DANA enciende las alarmas en Canarias: ¿Estamos listos ante una catástrofe natural?

Los tinerfeños recuerdan tragedias pasadas mientras Valencia sufre las consecuencias de la DANA

Barranco de María Jiménez
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Entrevista Ehedey Fernádez y Juan Jesús Cabrea

Bryan Estupiñán

Tenerife - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Las imágenes devastadoras de la DANA que ha golpeado a la Comunidad Valenciana han resurgido recuerdos tristes en Tenerife, donde las riadas de 2002 y 2010 dejaron huellas imborrables. La necesidad de reflexionar sobre la preparación de las islas ante estos fenómenos naturales se hace más apremiante que nunca. ¿Estamos listos para enfrentar una situación similar?

Con la mirada puesta en 2010

Ehedey Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos Tanemmirt, comparte su angustia: “Esto se puede volver a repetir. Este es un claro ejemplo de que hay una emergencia climatológica. Si queremos aprender a dominar la naturaleza, primero tenemos que aprender a obedecerla y a escucharla”. Su preocupación es palpable, especialmente al observar el estado del barranco donde se encuentran, atestado de vegetación invasora como el rabo de gato. “Hemos denunciado esta situación durante años. La acumulación de cañizos fue uno de los factores que nos dejó incomunicados en 2010 durante cuatro días”, añade.

Las palabras de Ehedey resuenan con fuerza en una comunidad que no ha olvidado lo que es vivir en la incertidumbre. “El agua es devastadora. En 2010, ni dos aviones F-16 tirando bombas hubieran causado tanto daño”, recuerda. Esto nos lleva a cuestionarnos: ¿estamos haciendo lo suficiente para prevenir futuras tragedias?

La prevención como punto de partida

Juan Jesús Cabrera, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, refuerza esta idea al señalar que “la limpieza de los barrancos es fundamental. Mantenerlos libres de obstáculos es esencial para evitar que el agua se convierta en un peligro. No es solo una cuestión de infraestructura, sino de educación y conciencia sobre la importancia de actuar antes de que sea demasiado tarde”.

Los ecos de las riadas pasadas nos advierten de la necesidad de estar preparados y de tomar en serio las alertas meteorológicas. “La salud debe estar por encima de la economía. Si se suspenden las clases o se cierran comercios durante un día, no pasará nada. Lo que importa es proteger a nuestra comunidad”, concluye Ehedey.

Mientras el país mira con inquietud lo que sucede en Valencia, Tenerife evoca las memorias de sus propias tragedias. Las riadas de 2002 y 2010 nos recuerdan que estos desastres pueden repetirse. En este contexto, surgen preguntas sobre la preparación para enfrentar futuras inundaciones. La historia nos ha enseñado que la acción preventiva y una planificación adecuada son esenciales para salvar vidas. Con la incertidumbre del futuro, nos preguntamos: ¿cuándo volverán a suceder?

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