La Navidad en La Palma suena a Lo Divino

La Navidad en Canarias lucha por mantener vivas sus tradiciones frente a la globalización de las últimas décadas. En lugares como La Palma, han hecho de la defensa de sus costumbres un estandarte que, además, parece tener garantizado su continuidad en el tiempo gracias a la llegada de las nuevas generaciones.

Es el caso de Lo Divino, la tradición de cantar villancicos por las calles anunciando la llegada del nacimiento de Jesucristo. Dos localidades de la isla son fundamentalmente donde se mantiene la esencia: Los Sauces y Santa Cruz de La Palma.

En la capital palmera dan la bienvenida oficiosa a la Navidad con el concierto de Tajadre, una agrupación que, precisamente, nació a raíz de cantar Lo Divino por las calles, y cuya práctica totalidad de componentes siguen perteneciendo a alguna de estas rondallas.

Su director, Totono Ortega, destaca en Herrera en COPE Canarias que su concierto navideño "es un momento muy especial y emotivo para el público y los componentes", que luego se traslada en los siguientes días a las calles con las rondallas.

Manteniendo la tradición

Hace ya más de 75 años del nacimiento de estas agrupaciones casi únicas en Canarias. La tradición marca que, nueve días antes de Nochebuena, comiencen a rondar los rincones de Santa Cruz de La Palma, animando a los vecinos a participar en las misas de luz, que tenían lugar al alba. Ya en pocos sitios, como es el caso de Los Sauces, se mantiene la costumbre de hacerlas a primera hora, pero las rondallas siguen cantando al amanecer.

El éxito de mantenerlo es, según José Vicente Álvarez, miembro de Lo Divino de la Parroquia de El Salvador, "porque los palmeros somos muy tradicionales y porque, gracias a Dios, ha surgido una cantera de gente joven que lo ha seguido potenciando". Además, porque "hacemos el esfuerzo de mantener una rondalla, sacarla a la calle, rondar de madrugada e ir a trabajar con sueño acumulado".

El encuentro de rondallas de Lo Divino tiene lugar este domingo a las 7 de la mañana en el atrio del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, después de pasar la madrugada cantando por la ciudad. Un momento de magia y confraternidad que conlleva, eso sí, un bonito pique sano por ver quién canta mejor. "Aunque nos picamos, todos somos compañeros y amigos, nos conocemos y hay un buen hermanamiento", añade José Vicente.