RELIGIÓN

La Gomera se prepara para la Bajada lustral de la Virgen de Guadalupe

Se trata de la única celebración de este tipo en Canarias que se desarrolla por mar

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Eduardo Duque relata la historia de la devoción a la Virgen de Guadalupe en La Gomera

Daniel Pinelo

Tenerife - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Cada cinco años, La Gomera tiene una cita con su patrona el primer lunes después del primer sábado de octubre. La Virgen de Guadalupe, la Morenita de Puntallana, volverá a encontrarse con los fieles de la isla colombina en la Villa de San Sebastián de La Gomera, un acontecimiento central en la vida de los habitantes de la isla.

Nuestra Señora de Guadalupe es la única patrona insular de Canarias que se traslada por vía marítima. Tras la Eucaristía en su santuario de Puntalla, bajará hasta el pequeño muelle para ser embarcada y dirigirse hasta la playa de San Sebastián de La Gomera. Un rito que data de 1872, cuando comenzó a celebrarse este acontecimiento.

Los gomeros reciben a su Morenita en plena playa, donde la desembarcan y trasladan muy lentamente hasta el pórtico del Ayuntamiento. De hecho, la imagen tarda prácticamente una hora en recorrer unos escasos cien metros. Entre chácaras, tambores y bailes, llega la patrona hasta la plaza de Las Américas. Tras el recibimiento oficial, la comitiva se dirige hasta su destino final, la Parroquia Matriz de Ntra. Sra. de la Asunción, su Morada durante las próximas semanas.

Al día siguiente, martes, se celebra su fiesta solemne y una procesión por las calles de la Villa. Semanas después, la Virgen parte en peregrinación por todos los pueblos de la isla hasta diciembre, algo que ocurre desde 1968, aunque cuatro años antes ya se realizó para recaudar fondos para la construcción del nuevo seminario diocesano. El sábado siguiente al 12 de diciembre, onomástica de Nuestra Señora de Guadalupe, la imagen regresa en barco hasta Puntallana, aguardando una nueva fiesta lustral.

Recibiendo a la Virgen de Guadalupe en el Ayuntamiento de San Sebastián de La Gomera

"La devoción a la Virgen de Guadalupe en La Gomera es casi tan antigua como la cristianización de la isla", explica el profesor gomero Eduardo Duque. La leyenda cuenta que la tripulación de un barco que iba hacia América en el siglo XVI, al pasar cerca de La Gomera, vieron unas luces brillantes que salían de una cueva. Atracaron en tierra y encontraron una pequeña imagen de la Virgen. Al llevársela al navío, vieron que no podían navegar e, incluso, unas gaviotas se abalanzaron sobre ellos para llevarse la imagen. Los marineros comprendieron lo que estaba pasando y devolvieron la imagen a la cueva. En el puerto de San Sebastián informaron sobre lo ocurrido y, a partir de ahí, se le construyó su santuario en Puntallana, donde había sido hallada.

Pero Duque recuerda que hay datos más fiables que señalan la llegada de la imagen con el primer conde de La Gomera, Guillén Peraza de Ayala, relacionado con el convento de Guadalupe de Extremadura. La construcción del santuario original sería anterior a 1542.

El auge vino a partir de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el papa ratifica su patronazgo sobre toda la isla (parece que anteriormente lo ostentaba la Virgen del Buen Paso) y se instaure su bajada a la capital desde 1871, teniendo lugar la primera al año siguiente.

En 1973, la Virgen fue coronada canónicamente por el obispo de Tenerife un 12 de octubre, Día de la Hispanidad, pocos días después de su bajada a la capital.

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