El clavel, el alcohol y la educación

Escucha ya el editorial de Guillermo García en La Mañana de COPE Tenerife

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Miren este fin de semana se ha hecho viral, que es una expresión muy en boga últimamente, un video de un grupo de personas bailando en la calle del clavel de nuestra capital, con música carnavalera de por medio, y con unas cuantas copas de más el viernes pasado de Carnaval.

Sin rubor alguno, y con la permisibilidad total del establecimiento donde estaban consumiendo, estas personas, como era de esperar se desinhibieron con el alcohol y dieron rienda suelta a las ganas de juerga acumuladas en el cuerpo durante tantos meses.

Y como quiera que en estos tiempos que corren, todos llevamos una cámara en el móvil, y un policía dentro, pues las imágenes, han acabado incluso en los informativos nacionales de Televisión, trasmitiendo una imagen bastante pobre de nuestra ciudad.

Confieso que el viernes por la tarde tuve la curiosidad periodística de darme un largo paseo por el centro de Santa Cruz, y en general, lo que vi fueron mesas abarrotadas en todas las terrazas, con el personal tomando copas, pero la tónica general era de respeto a las normas, con todo el mundo sentado y sin música, y con un amplio despliegue policial. Así que, entiendo, que como ha manifestado la concejal de seguridad Evelyn Alonso, el caso del clavel, puede ser un hecho aislado.

También les cuento que acabé mi paseo en el supermercado que está detrás de mi casa, y los hechos ya no me parecieron tan anecdóticos ni puntuales. Hasta 3 grupos de jovenzuelos de unos 20 años vi, comprando botellas de ron y de vodka, ojo a las 8 de la tarde, y francamente mi intuición me dice, que no eran precisamente para bebérselos antes de las 10 de la noche. Con lo que presupongo desde luego, que fiestas en casas y fincas particulares, las hubo, y botellones en lugares recónditos y escondidos también.

Llámenme iluso o utópico, pero yo desde luego aspiro a un modelo de sociedad en el que algún día, todos seamos capaces de cumplir disciplinadamente las normas. A mí la imagen de ese video en la calle del Clavel, o la estampa de los teenagers en el supermercado comprando las botellas para atiborrarse de alcohol, me da vergüenza ajena y pena de la clase de sociedad que somos, incapaz de cumplir mínimamente unas normas cuando hay gente que está muriendo cada día por la pandemia. Como casi todo en la vida amigos, es cuestión de educación, un terreno, en el que mucho tenemos que avanzar todavía.

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