Diócesis

El obispo de Tenerife recuerda en la Misa Crismal que los sacerdotes están "llamados a entregar la vida"

Solo un centenar de presbíteros de la isla pudieron asistir a la celebración en la Catedral de La Laguna

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, recordó este Martes Santo que los sacerdotes están "llamados a entregar su vida". Lo hizo durante la celebración de la Misa Crismal en la Catedral de La Laguna. La misma tuvo lugar a puerta cerrada, con la participación de menos de un centenar de presbíteros y una pequeña representación de religiosos y laicos, por las restricciones sanitarias. De hecho, no pudo ni siquiera asistir el clero del resto de islas.

La Misa Crismal es una de las principales manifestaciones de la plenitud sacerdotal del obispo y signo de la unión estrecha de los presbíteros con él. Tradicionalmente, en la Diócesis de Tenerife, se celebra el martes y no en la mañana del Jueves Santo, para facilitar la presencia del clero.

En la celebración de este día, el prelado nivariense consagró el Santo Crisma que se emplea para el bautismo, la confirmación y la ordenación sacerdotal, y bendijo los óleos de los catecúmenos y de los enfermos.

En la Eucaristía, además, se pidió por los curas fallecidos desde la última Misa Crismal, diez en total. Asimismo, se tuvo un especial recuerdo hacia el obispo emérito, don Damián Iguacén, que partió a la Casa del Padre el pasado 24 de noviembre de 2020, a la edad de 104 años. El prelado nivariense también quiso encomendar a Dios todas las personas víctimas de la actual pandemia del coronavirus. Por otro lado, se dio gracias por aquellos sacerdotes que cumplen sus bodas de plata en el ministerio presbiteral. En esta ocasión, no hay presbíteros que estén cumpliendo bodas de oro.

Monseñor Álvarez destacó en la homilía que los sacerdotes están llamados a entregar su vida. Haciendo referencia a unas palabras del Papa francisco, indicó: “¿Somos conscientes de esto? ¿O tal vez pensamos que la encarnación de Jesús es sólo algo del pasado, que no nos concierne personalmente? Creer en Jesús significa ofrecerle nuestra carne para que él pueda seguir habitando en medio de los hombres. Significa ofrecerle nuestras manos para acariciar a los pequeños y a los pobres. Significa ofrecerle nuestros pies para salir al encuentro de los hermanos. Significa ofrecerle nuestros brazos para sostener a quien es débil y para trabajar en la viña del Señor. Significa ofrecerle nuestra mente para pensar y hacer proyectos a la luz del Evangelio. Y, sobre todo, significa ofrecerle nuestro corazón para amar y tomar decisiones según la voluntad de Dios. Todo esto acontece gracias a la acción del Espíritu Santo. Dejémonos guiar por él”.

El obispo, además, animó a los presentes a renovar las promesas sacerdotales y el carisma recibido el día de la ordenación ya que Cristo nos sigue necesitando para amar, como señala una conocida canción.

Bodas de plata sacerdotales

Los sacerdotes que están celebrando 25 años de ministerio son Javier Izquierdo, Simón Herrera y José Manuel García Matos.

Javier Izquierdo quiso tener unas palabras cariñosas para el dadre Fermín, quien fuera capellán del Club Deportivo Tenerife, que también cumpliría sus bodas de plata en este año. “Gracias al obispo que me ordenó, D. Felipe. Meses antes de mi ordenación fue ordenado el padre Fermín, que celebrará sus bodas de plata en el cielo”.

Por su parte, García Matos y Herrera fueron ordenados en la plaza de San Francisco de la capital palmera. Hacía pocos meses que había fallecido Juan Pérez Álvarez, un sacerdote especialmente impulsor de las vocaciones durante un buen número de años. “La figura de D. Juan fue de singular importancia tanto en mi vida de fe como en el discernimiento vocacional” —indica Matos—. “Su enorme capacidad de entrega y la austeridad de vida fueron un ejemplo para mí hasta que fue llamado a la Casa del Padre”.

También Simón dio gracias a Dios por todo lo bueno que el Señor le ha ido regalando a través de su ministerio sacerdotal. “Estos 25 años han sido la vivencia de la respuesta a una llamada. Los he vivido con alegría y gozo, pero también ha habido, como es lógico, momentos difíciles. En cualquier caso, el Señor ha estado siempre ahí para fortalecerme”.