"Salir de la ludopatía no es lo más duro. Lo peor es darte cuenta que tu vida es una mentira"
Lucía empezó a jugar con veintipocos años y al poco tiempo ya se había gastado 60.000 euros
Santander - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
La ludopatía es una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos de jugar apostando dinero. No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben termina siendo alcohólicas. Pero si juegas con la necesidad de ganar y este pensamiento empieza a ser predominante en tu día a día, te has convertido en ludópata.
La historia de Lucía es la de cientos de ciudadanos que un día juegan por primera vez en una máquina traga perras con el deseo de recuperar el euro gastado y ese deseo, casi sin darse cuenta, les lleva a no poder dejar de apostar. “Yo empecé con veintipocos en un local que había enfrente de casa” cuenta Lucía. En no mucho tiempo ese primer euro se convirtió en una cantidad cercana a los 60.000 que conseguía a base de créditos y mentiras.
Ahora, una vez recuperada, reconoce que lo peor de todo es el daño que ha hecho a su familia. “Perdí la confianza de mis padres en un instante, ahora creo que la he recuperado” afirma mientras repasa algunos de los peores momentos a los que le ha llevado el juego.
A Lucía se le desmontó su vida de apariencias cuando se personó ante la Guardia Civil a poner una denuncia falsa, con el objetivo último de conseguir algo de dinero. “Aquel agente fue mi salvador. Se dio cuenta de la mentira y gracias a él di el primer paso para salir de esto”.
Luego llegó la ayuda de Proyecto Hombre que ha acompañado a Lucía en el duro trabajo de recuperar su vida. De hecho, Arrate psicóloga de Proyecto Hombre ha acompañado a Lucía en esta entrevista en Cope. “Siempre estamos con ellos cuando nos necesitan” dice Arrate. Y Lucía es la primera vez que cuenta su historia en público. “Hay parte de mi familia que no sabe lo que me ha pasado” dice con algo de vergüenza.
El testimonio de Lucía es un ejemplo de lucha, de fortaleza y de creer en ella misma. “Si quieres salir, puedes hacerlo” dice al final con una sonrisa.Y en esta lucha, el apoyo de Proyecto Hombre es fundamental.