Festival de sabores con vistas
El invierno es una buena época para descubrir la gastronomía local
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El invierno es una buena época del año para recuperar el gusto por la comida tradiciional, de elaboración y disfrute tranquilos. Platos tradicionales, elaborados con productos de la tierra que las prisas del día a día han hecho que olvidemos. Si a lo largo de estos meses quieres, y puedes, disfrutar de algunos de los más tradicionales de nuestra geografía, te recomendamos esta fiesta de sabores con vistas:
Olivenza, la dehesa extremeña con todo su sabor
Aquellos a los que les guste el turismo gastronómico no quedarán decepcionados en Olivenza, pues hay gusto por la buena gastronomía y repostería. Como en toda Extremadura, se pueden disfrutar los productos típicos del cerdo ibérico que se cría en las dehesas cercanas donde el jamón, lomo, salchichón, chorizo, secreto, lomo, o solomillo, son solo algunos de sus productos más conocidos. Y por influencia de Portugal, encontramos bacalao en casi todas las cartas de restaurantes.
Pero si hay algo en lo que destaque Olivenza, como buena nieta de Portugal que es, es en su repostería. Se pueden encontrar multitud de dulces típicos, pero la estrella de la repostería oliventina es la Técula-Mécula. Este dulce típico, de origen portugués, y cuyo nombre según los últimos estudios significa “recubierto” se elabora con yema de huevo, almendras, azúcar, canela y una base de hojaldre realizada con manteca de cerdo.
Fornalutx, la huerta como máxima expresión
Las recetas de Mallorca tienen en común la esencia de la dieta mediterránea. Platos típicos mallorquines que se nutren de los sobresalientes productos locales de la isla. Aunque varían entre municipios, el sabor y la tradición son los hilos conductores del recetario, y en Fornalutx las recetas han pasado de generación en generación para disfrute de vecinos y visitantes.
Con una gastronomía que pone en valor el uso del producto local y de temporada, destaca el “tumbet” una deliciosa receta que combina diferentes hortalizas y verduras que se cultivan en Fornalutx, que se van friendo por separado para después ir creando capas que finalmente son cubiertas con una suave salsa de tomate casera.
Muchos visitantes recuerdan con este plato los aromas de su hogar por su parecido al pisto, la samfaina o la ratatouille de la gastronomía francesa. El tumbet en Fornalutx lo podemos encontrar acompañarlo de huevos fritos, carne o bacalao.
Teguise, cocina sencilla pero auténtica
La cocina de Teguise en Lanzarote, es sencilla pero caracterizada por la alta calidad de su materia prima. Los vecinos y visitantes empiezan sus almuerzos con un caldo de pescado realizado con mero, sama, bocinegro o abade, o con el sabroso caldo de millo que contiene verduras diferentes y un toque de cilantro, siempre sobre una base de maíz.
Complicado no encontrar en las mesas de Teguise de la salsa más famosa de la cocina canaria: el mojo, con sus variedades más internacionales, el rojo y el mojo verde. El primero está hecho a base de tomate, pimiento rojo y pimentón y suele ser más picante. En el verde, el cilantro y el ajo son los protagonistas junto con el aceite y el vinagre.
La carne de cabrito es un plato habitual en las cocinas de Teguise, y se prepara frito, en adobo, al horno o en salmorejo. De los mariscos más conocidos aquí son las lapas. La forma más frecuente de preparar estos deliciosos moluscos es a la plancha, rociadas con mojo verde y es un aperitivo que trae todo el sabor del océano atlántico en un solo bocado.
Bárcena Mayor, la magia y el sabor del Valle del Saja
Bárcena Mayor es uno de los mejores ejemplos de fusión entre gastronomía y naturaleza, donde su característico cocido montañés, es el centro de todas las atenciones de los visitantes.
No hay dos iguales, y las familias presumen con orgullo de tener entre sus armarios la receta auténtica, la de la familia para traer a un plato todo el sabor del Valle del Saja, pero lo que todos reconocen es que la base es la alubia blanca, tocino fresco, chorizo casero, una manita de cerdo, costillas, morcillas, berzas, patatas o pimentón dulce. En muchas familias se hace de un día para otro, para que el plato gane en sabor, pero eso solo es posible si los comensales son capaces de esperar.
Laguardia, las bodegas bajo tierra
El visitante de Laguardia en el País Vasco busca los sabores tradicionales de esta tierra, donde los pimientos rellenos, ensaladas de su huerta, patatas con chorizo, cordero asado y, para terminar, las peras al vino, es uno de los menús más solicitados.
Mención importante merece las visitas a sus múltiples bodegas. Podríamos decir que Laguardia es una gran bodega subterránea en su conjunto. Por suerte, algunas de estas bodegas subterráneas son visitables, bien sea como restaurante o porque en ellas todavía se produce vino, y antes o después de la comida, se merece un paseo para conocer su historia y como se realiza desde hace miles de años, su afamado vino.
Beget, gastronomía a los pies del pirineo
La Cataluña montañosa esconde un pequeño y bello pueblo a los pies del pirineo, donde los embutidos artesanales y la trumfa (patata) del valle de Camprodon son dos grandes embajadores de la zona.
Los visitantes y vecinos rara vez dicen que no a uno de los platos que representan la esencia de la cocina catalana popular. La butifarra amb mongetes es uno de los más queridos y valorados, cocinado con alubias cremosas y de piel suave y fina, junto con la butifarra y la manteca de cerdo, son los únicos ingredientes de este humilde pero internacional plato.
En las casas de Beget es habitual servir la butifarra amb mongetes acompañada con unas rebanadas de pan tostado con ajo y tomate restregado.