Sorpresa en el Obispado tras el anuncio público de los franciscanos de abandonar Santo Toribio
La avanzada edad de los monjes que custodian el Lignum Crucis es la razón de esta decisión que la Diócesis ha conocido a través de la prensa
Santander - Publicado el - Actualizado
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La orden Franciscana ha anunciado que abandonará antes de fin de este año la custodia del monasterio de Santo Toribio de Liébana, dedicado al Lignum Crucis, dada la elevada edad de la escasa media docena de monjes que lo habitan y la inexistencia de relevo generacional.
Un anuncio público del que la Diócesis de Santander se ha enterado por la prensa y que abre "muchas incertidumbres". En concreto, el Obispado tiene que valorar cómo se va a llevar a cabo el "abandono" por parte de los franciscanos del santuario que acoge la reliquia de la Santa Cruz, custodiada en este lugar desde hace más de once siglos.
El obispo de Santander, Arturo Ros, tiene el deber de encargar los trabajos de custodia de la reliquia a otra orden, pero "no es la primera vez que se va una orden de un lugar de culto", han precisado desde la Diócesis.
Pese a la incertidumbre que abre su marcha de Liébana, el Obispado sí ha asegurado que el monasterio "va a seguir abierto" y que "no se va a interrumpir el culto".
No es la primera vez que los franciscanos que custodian el monasterio han anunciado su marcha, dad la edad de los mismos.Ya en el anterior Año Jubilar Lebaniego (2017-2018) también dijeron que se iban y, sin embargo, no lo hicieron.
Si al final se confirma la marcha de la Orden Franciscana de Liébana, supondría su desaparición en Cantabria, después de que los últimos frailes se fueran hace tres años de Santander, donde habían permanecido 64 años.
En el monasterio de Santo Toribio, los franciscanos tienen la responsabilidad de velar y custodiar de una reliquia única, el Lignum Crucis, que es la reliquia más grande de la cruz de Cristo que se conserva en todo el mundo. Antes de su llegada, que tuvo lugar en 1961, los encargados de estas labores fueron los miembros de la orden de San Benito.