Las terribles consecuencias del Parkinson en una paciente cántabra: "Pegada al suelo"

Carmen Rebolledo tiene 74 años y le diagnosticaron la enfermedad hace seis. Su vida ha dado un giro de 360 grados

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Carmen Rebolledo Parkinson

Katia Nogueira Pi

Santander - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Carmen nunca escuchó hablar de Parkinson ni sabía lo que era. Hace seis años empezó a tener problemas en los pies, " a veces los pies se me pegaban al suelo y eso me impedía andar, incluso me caía al suelo". Pensó que tenía algún tumor en la cabeza, como le había pasado a su marido, pero el diagnóstico fue diferente.

"Me sentí liberada cuando me lo dijeron, porque por lo menos tenía un nombre", asegura Carmen. Su hija mayor, una vez conocido el diagnóstico, la llevó a la Asociación de Parkinson de Cantabria, donde les dieron mucha más información. "Nos atendieron e informaron y entendí que esta enfermedad tiene una carrera y cada uno tenemos y reaccionamos de una manera diferente".

Durante todo este tiempo Carmen no ha empeorado en la enfermedad. Le suena el teléfono y eso significa que ya es hora de tomarse una de las cinco pastillas diarias para la enfermedad y también acude al fisioterapeuta semanalmente. "El Parkinson ocurre porque mi cerebro dejó de producir dopamina y con las pastillas que me tomo hace que lo produzca. Yo las llamo estabilinas", explica Carmen.

La vida de Carmen no ha sido fácil, ya que su marido murió y el año pasado la diagnosticaron cáncer de mama, que aunque ahora está en remisión, se lo hizo pasar muy mal. Su vida ha cambiado totalmente con la enfermedad "Soy la misma persona, pero no puedo actuar igual. Hay cosas que no puedo hacer como subirme a un autobús. Igual me subo, pero a la hora de bajarme me cuesta caminar y me pierdo la parada o no puedo".

Su familia ha sido su gran apoyo en todo y ahora mismo depende mucho de ellos. "Están muy pendientes de mí, desde mi yerno hasta mis hijos y mis nietos", asegura Carmen. Por eso a veces su vida es estar casi todo el día en casa y muchas veces sola, porque su familia tiene otras cosas y no pueden estar con ella, algo que comprende perfectamente.

En cuanto a la evolución de la enfermedad, Carmen se muestra fuerte y asegura que no tiene miedo, "me da rabia lo que está pasando, pero no tengo miedo. Rabia porque me impide hacer otra vida, pero me siento agradecida porque hay muchas otras personas que sufren Parkinson y están mucho peor que yo. Algunos no pueden hablar y otros incluso no pueden ni andar".

Carmen ha querido lanzar un mensaje de ánimo a todas aquellas personas que igual en estos momentos están viviendo su misma situación, o incluso que se les acaba de diagnosticar de Parkinson. "Que busquen ayuda, que se informen. El Parkinson no es igual en todos y si te toca puede provocarte diferentes cosas", explica Carmen, quien tiene claro que se puede vivir con él.

En Cantabria en torno a 5000 personas sufren Parkinson y suele aparecer a partir de los 60 años.

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