¿Sabías que una planta que usas como adorno puede arrasar con todo un ecosistema? Cantabria lidera su erradicación

Más de 23 hectáreas restauradas y una estrategia que cruza fronteras para eliminar el plumero de la Pampa.  Este proyecto transforma un problema en una oportunidad.

Cristina Jimeno

Santander - Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En una entrevista en COPE Cantabria, Laura Capdevilla, técnico de SEO/BirdLife, explicó cómo el proyecto Life Stop Cortaderia ha convertido a Cantabria en la punta de lanza de una estrategia transnacional para erradicar el plumero de la Pampa, una planta invasora que amenaza la biodiversidad. Desde 2018, este ambicioso plan no solo ha eliminado más de 700 focos y restaurado 23 hectáreas, sino que también busca transformar el problema en una oportunidad de regeneración ambiental.

¿Por qué es tan peligrosa esta planta?

El plumero de la Pampa, aunque pueda parecer inofensivo e incluso decorativo, es una amenaza seria. “Es una planta que mucha gente utiliza como adorno, pero invade todo a su paso, desplazando a las especies autóctonas y afectando gravemente a los ecosistemas locales”, explicó Laura. Su facilidad para propagarse y su resistencia la convierten en un enemigo difícil de combatir.

Una estrategia con visión transnacional

Cantabria lidera esta lucha con el proyecto Life Stop Cortaderia, que cuenta con el apoyo de fondos europeos y la colaboración de entidades públicas y privadas como Amica, la Consejería de Desarrollo Rural, empresas como Viesgo, Solvay y Astander, y universidades de España y Portugal.

El alcance del proyecto incluye actuaciones desde el interior de Cantabria hasta la costa, zonas industriales y periurbanas, así como espacios naturales protegidos como las Marismas de Santoña, las Dunas de Liencres y Oyambre. “Este modelo ya está siendo transferido a otras comunidades como el País Vasco, Asturias y Galicia, e incluso a otros países como Portugal y Francia”, destacó Capdevilla.

Restaurar para prevenir

No basta con arrancar los plumeros. Una vez eliminados, el terreno queda desnudo, lo que facilita el regreso de esta planta o de otras especies invasoras. “Revegetamos el suelo con semillas de plantas autóctonas o utilizamos vegetación local como carrizos en zonas húmedas. Es la única forma de garantizar que el plumero no vuelva”, afirmó Laura.

El proyecto también incluye soluciones innovadoras, como el uso de ganado en pastoreo para controlar el crecimiento en áreas clave, un ejemplo claro de cómo ecología y tradición pueden trabajar juntas.

      
             
      

El papel de la ciudadanía

LIFE Stop Cortaderia 

Alerta Plumeros, plataforma

La lucha contra el plumero no sería posible sin la implicación ciudadana. La plataforma Alerta Plumeros permite a cualquier persona informar de la presencia de focos aislados para su eliminación. “La detección temprana es fundamental, y la ciudadanía es clave en este proceso”, aseguró Capdevilla.

Además, la campaña de sensibilización en marquesinas, con el mensaje “El plumero no es un adorno”, está ayudando a cambiar la percepción pública. “Este tipo de iniciativas ayudan a concienciar y movilizar a más personas en esta causa”, añadió, asegurando que seguirán concienciando a través de campañas similares, que consideran fundamentales en este plan de erradicación.

Ciencia y colaboración internacional

El proyecto no solo combate al plumero sobre el terreno, sino que también se apoya en la investigación. Universidades como la de Santiago de Compostela y Coimbra estudian tanto como se propaga la planta como métodos para combatirla, incluyendo parásitos que atacan sus semillas.

      
             
      

Gracias a la tecnología del IH Cantabria, se ha creado una cartografía detallada del plumero en la región, lo que facilita priorizar las zonas de actuación.

El futuro de la lucha contra el plumero

Cantabria ha demostrado que la cooperación y la acción estratégica pueden marcar la diferencia en la lucha contra especies invasoras. Sin embargo, el desafío continúa, especialmente en las zonas costeras.

“El plumero no es un adorno, es una amenaza”, concluyó Laura Capdevilla, haciendo un llamamiento a la conciencia colectiva y a la colaboración para proteger los ecosistemas.