psicología
'La pandemia nos dejará una huella psicológica, pero saldremos reforzados'
La psicóloga Nazaret Pérez aclara el proceso que hemos vivido hasta ahora por el confinamiento y nos da consejos para afrontarlo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Quién nos iba a decir que un virus que rondaba en China, iba a llegar hasta nosotros y provocar que millones de personas en todo el mundo nos encontrásemos bajo aislamiento, con el fin de romper la cadena de contagios del COVID-19. Tras mes y medio de encierro, nuestra actitud no es la misma que en los primeros días.
La psicóloga Nazaret Pérez nos aclara el proceso que hemos vivido hasta ahora por el confinamiento y consejos para afrontarlo de la mejor manera:
Negación
En un primer momento, lo vivíamos con incredulidad. Una vez que el virus toca tierra, aparece la negación, una sensación de irrealidad. Y es en esta fase, donde aparece nuestro enfado, enfado hacia el sistema o hacia las medidas adoptadas.
Pero a medida que pasan los días, ese enfado se hace inútil, de forma que pasamos a la fase del miedo: miedo al futuro, al qué ocurrirá.
Tras un mes de confinamiento y de cambios vitales, empiezan a ser notables los sentimientos de cansancio, de miedo, de tristeza, de rabia, agotamiento mental, de impotencia.
Miedo
Debemos considerar que el miedo es un buen amigo en estos momentos, es adaptativo.
Pero en grandes proporciones, no nos ayuda. Debilita el sistema inmunológico, lo que a su vez posibilita más fácilmente al contagio, una paradoja.
Nos gusta saber qué va a ocurrir porque así podemos prepararnos para actuar. Pero esta la incertidumbre tiene dos consecuencias: la falta de control de la situación y la tendencia a interpretar ciertas situaciones como catastróficas.
Positivismo
Adoptar un afrontamiento positivo, es decir, centrarnos en aquello que sí podemos hacer. Tenemos libertad limitada pero debemos de resignificar esta situación: de este modo, estamos ayudando a salvar vidas y protegiendo la salud de las personas más vulnerables. Cuando quede atrás este acontecimiento, miraremos hacia atrás y recordaremos cómo afrontamos esta situación inédita. Es normal que a medida que pasan los días, vayamos sintiendo que subimos una montaña cada vez más elevada.
Limitar la información
Es importante limitar la información que recibimos diariamente. Cuando estamos inmersos en las noticias nos inunda el miedo, ya que la mayoría de estas está incrustada de palabras o datos que nos desestabilizan y no nos ayudan a mantener la calma. Debemos consultar las noticias una vez al día, a ser posible, por la mañana para poder digerir la información y no llevarla de este modo a la cama. De otro modo, probablemente entraremos en el bucle vicioso de rumiaciones y tendremos problemas para conciliar el sueño.
Centrarnos en el presente
Estamos ante una situación novedosa, no sabemos el tiempo que durará. Debemos centrarnos en el momento presente, en el aquí y ahora. Por eso, lo recomendable es mantener rutinas que nos obliguen a focalizar la atención en el momento actual.
No tenemos el control sobre la situación, pero sí lo tenemos sobre nuestros pensamientos y nuestro comportamiento.
Pequeños de la casa
Lo fundamental, es estar pendientes del estado emocional en el que se encuentran los pequeños.
Es importante que realicen los deberes que le mandan en el día a día, pero es aún más el hecho de saber si se encuentra con miedo, asustado, con síntomas ansiosos, tristeza.
Debemos dejarle un espacio para que expresen sus emociones, a la par que podemos expresarles cómo nos sentimos nosotros, siempre adaptando nuestro discurso a su edad.
Un ejercicio sencillo es escribir cada día los momentos agradables que hemos vivido, qué emociones hemos sentido.
Sin duda, esta crisis está permitiendo a muchas familias retomar el tiempo para estar y compartir momentos que en nuestro día a día, a veces frenéticos, impiden que eso ocurra.
Convivencia familiar
Debemos tener en cuenta que son días difíciles a la par que especiales. Cada persona va a gestionarlo de un modo diferente. Sobre todo, es importante mantener a raya los conflictos. Mantener una buena comunicación es clave en estos momentos.
Para comprender qué está ocurriendo a nivel familiar, hay que comprender qué nos pasa a nivel personal.
Tendremos momentos de desesperación, de preocupación, estados de desesperanza.
Pero paremos un momento y reflexionemos sobre lo que está ocurriendo: como una situación de aprendizaje, de escucharnos a si mismos, cómo nos sentimos, cómo pensamos y cómo actuamos. Escuchar esa relación.
Tenemos un tiempo valioso para ocuparlo y aprovechar para hacer aquello que teníamos pendiente desde hace tiempo.
Es evidente, que el confinamiento dejará huella psicológica, no tiene que ser de forma negativa, sino también como experiencia de aprendizaje, saldremos con un nuevo bagaje de herramientas para afrontar la adversidad y que nos ayudará en nuestra forma de relacionarnos.
Psicóloga general sanitaria y sexóloga, Nazaret Pérez Márquez
nazaretperezmarquez@cop.es